Señor director:

Como directora de una escuela de Psicología, tengo la oportunidad de ir a colegios a dar charlas sobre la carrera, participar en las ferias de postulantes y conversar, de tanto en tanto, con las y los estudiantes que me saludan en el patio o la cafetería. Me sorprende cómo, de manera muy similar a mi caso muchos años atrás, tienen la vocación y la imagen persistente de la psicología en su dimensión clínica. Para el estudiantado, y frecuentemente con nuestra contribución, este campo ocupacional de la psicología se reduce habitualmente a la práctica psicoterapéutica, y más específicamente a uno de los modelos teórico-clínicos principales: psicoanálisis, cognitivo, humanista y sistémico. Conforme avanzan en su formación, entregamos una visión más plural de la psicología, pudiendo incluso hablar de las psicologías y su diversidad de campos ocupacionales.

El Día de la Psicología en Chile, este mes, conmemora la creación, el 9 de diciembre de 1968, del Colegio de Psicólogas y Psicólogos, promulgado bajo la Ley 17.033. Este año, por tanto, esta agrupación gremial cumple un poco más de cinco décadas siendo testigo —así como las y los profesionales que reúne— de los cambios sociales, culturales y ambientales que instalan la complejidad y la multideterminación del comportamiento y el bienestar de las personas como el gran desafío para los abordajes científicos, disciplinares y profesionales del ejercicio de la profesión. Esta particular atención y expectativas no sólo son inherentes al campo psicológico, sino también son posibles de ser observadas en el entorno: en nuestro país, psicología es una de las carreras con mayor ingreso en primer año, siendo más de cuarenta mil psicólogos y psicólogas las que hoy se encuentran en formación en treinta y nueve universidades. Además, quienes ostentamos este título, solemos ser convocados/as por otros y otras profesionales, instituciones y medios de comunicación, para ofrecer nuestra mirada y opinión experta en diversos temas relacionados con la salud mental; siendo esta la traducción que ha tenido nuestro quehacer, hoy por hoy, a lo que quisiéramos ampliar hacia la promoción de la calidad de vida y el bienestar de las personas.

Es por aquello de la salud mental que la psicología como ciencia y su ejercicio profesional, se ha equiparado a la práctica clínica y psicoterapéutica. Y, sin embargo, el Colegio de Psicólogos y Psicólogas nos recuerda que nuestra disciplina se desenvuelve en múltiples campos, como la educación, el mundo del trabajo, el ámbito de la salud, las neurociencias, lo social-comunitario, el mundo jurídico, el deporte, los asuntos ambientales, el urbanismo. Y así podríamos seguir nombrando los diferentes lugares y zonas en los que nuestros saberes transitan. Porque, básicamente, la psicología o las ciencias psicológicas, son prácticas de frontera que cobran sentido en la interdisciplina, tal como lo son las problemáticas relacionadas con la salud mental.

Aún así, en la psicología, la clínica persiste. ¿Por qué? Porque esta particular aproximación en términos formativos y profesionales —aún cuando el desempeño ocurra en otro campo ocupacional—, ofrece una comprensión de la subjetividad, de lo psíquico, de los procesos mentales, que como un todo contribuye a un entendimiento específico del comportamiento, los afectos y las relaciones implicadas en el desarrollo humano, la calidad de vida y el bienestar. 

Entonces, sí: psicología clínica y mucho más. 

Enviado por Alemka Tomicic, directora Escuela de Psicología UDP. Investigadora CEPPS-UDP y MIDAP.