En Chile hay déficit de profesionales del área de la salud mental en general, tanto psicólogos como psiquiatras, la falta es aún más evidente cuando se trata de profesionales que puedan tratar cuadros severos, como esquizofrenia, adicciones, trastornos de la conducta alimentaria (TCA) o trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Alex Behn, señala que Chile, como otros países de la región, tiene un sistema de atención escalonado, “en el cual los pacientes primero reciben atención generalista (primaria) y luego, si es necesario, avanzan hacia servicios especializados. En el caso de problemas de salud mental más serios, como los trastornos de conducta alimentaria o de la personalidad, son muy pocos los servicios que tienen esa especialidad”. De acuerdo con Behn, si bien hoy existen buenos tratamientos para algunos trastornos severos, como el trastorno límite de la personalidad, estos son “muy sofisticados, requieren de mayor especialización y hay sido típicamente más complejos de implementar en servicios públicos”. Un problema adicional es la concentración de especialistas en el sector privado, donde “no más del 30% de la población accede”, apunta Álvaro Jiménez, quien investiga al respecto. “Además, la mayoría de los especialistas, sobre todo aquellos con subespecialidades, se encuentran en Santiago”, agrega.