En la Antártida estudiarán comportamiento humano con miras a planificar viajes interplanetarios

Psicólogo investigador de MIDAP contó proyecto durante charla sobre los desafíos de la conquista espacial, realizada en conjunto con el Instituto Milenio de Astrofísica.

Son dos campos totalmente distintos: la psicología y la astronomía. Y sin embargo, forman parte sustancial del gran proyecto humano de viajar a otros planetas. En respuesta a una invitación del programa Encuentros de El Mercurio, dos científicos de centros de la Iniciativa Milenio –MIDAP y MAS- ofrecieron una charla conjunta en la Jornada ‘Protagonistas 2030: desafíos de futuro’ realizada en Santiago. En este encuentro de divulgación  diversas universidades, instituciones y centros de investigación expusieron sus trabajos y puntos de vista sobre diversos temas. Uno de ellos fue justamente los viajes interplanetarios y la complejidad que tiene en muchos aspectos, algunos de ellos poco conocidos.

Perdidos en el espacio

“La exploración espacial de larga duración se relaciona con temas tecnológicos, pero también -y quizás principalmente- psicológicos”, planteó el Director de Investigación de MIDAP, Alex Behn.

Si bien en el siglo 20 varios equipos de astronautas viajaron a la Luna, en las últimas décadas las misiones se han centrado en llevar tripulantes a estaciones espaciales en órbita terrestre. Es cierto que las estadías han sido de varios meses y hasta de un par de años en el caso de cosmonautas rusos, pero los viajeros siempre han estado ‘al alcance de la mano’ en caso de cualquier emergencia. Un viaje interplanetario, por ejemplo a Marte, tomaría también un poco más de dos años, pero los astronautas estarían a decenas de millones de kilómetros de la Tierra, dependiendo solamente de ellos en caso de un accidente o falla. Ahí no sólo hay desafíos tecnológicos por resolver, sino también de tipo psicológico.

“El riesgo, el estrés constante, el aislamiento, la lejanía, los conflictos interpersonales”, enumeró el investigador de MIDAP. “Y también dificultades psicofisiológicas asociadas a las disrupciones del sueño, o a la microgravedad que experimentarían durante todo el viaje”.

Según relató Alex Behn, los científicos rusos han obtenido mucha información sobre el efecto de las misiones espaciales de larga duración sobre la salud mental y el comportamiento de sus cosmonautas. Y ya se sabe que después de determinado tiempo bajo condiciones de estrés en la persona van surgiendo fallas de concentración, cambios de humor y otro tipo de alteraciones. El desafío, entonces, es lograr que las tripulaciones sigan siendo eficientes cuando deban convivir en el pequeño espacio de una nave, sin distinguir el día de la noche, sabiendo que están a millones de kilómetros de la Tierra y que no dependen más que de sí mismos. Por ejemplo, en un viaje a Marte.

¿Por qué Marte?

De los siete planetas -y sus satélites- que acompañan a la Tierra en el Sistema Solar (antes eran ocho pero en 2006 Plutón fue degradado a ‘planeta enano’) varios son inhabitables porque están muy cerca del Sol, o porque están envueltos en densas masas gaseosas.

“Hemos explorado estos mundos del sistema solar de manera bien concienzuda, científicamente, y los hemos descartado a todos salvo a algunos”, planteó Dante Minniti, investigador del Instituto Milenio de Astrofísica. “Y Marte es el más adecuado: en aspecto es muy similar, por ejemplo, al desierto de Atacama, aunque tiene otras dificultades como las muy bajas temperaturas, la baja densidad del aire. Pero es un lugar que podría eventualmente ser habitable. No es tan fácil, pero yo soy muy optimista y creo que lo vamos a conseguir”.

Y justamente porque el desafío es tener tripulaciones que viajen largas distancias, por tiempo prolongado, y sometidos a condiciones ambientales adversas, hay un proyecto de investigación que aspira a generar valiosa información científica al respecto. Y va a hacerse en territorio chileno.

“Chile es un laboratorio natural, no sólo para mirar las estrellas sino también para estudiar estos problemas psicofisiológicos de la adaptación a la adversidad. Lo que se llaman ‘experimentos análogos’, es decir, experimentos en condiciones que se asemejan a lo que sería estar en un viaje por varios meses”, explicó el Director de Investigación de MIDAP, Alex Behn. “La Antártida es un lugar donde han surgido varios datos que ayudan en este tema de viajes espaciales de larga duración. Reproduce condiciones de aislamiento, riesgo, ambiente extremo… aunque no tan extremo como el espacio o Marte”.

Con el apoyo del Instituto Antártico Chileno, científicos de las universidades de Chile, Católica de Chile, de Magallanes y MIDAP, planean hacer un seguimiento a militares del Ejército que están destinados en una de las bases nacionales, sometidos a las condiciones extremas no sólo de frío y aislamiento, sino también de días sin luz en invierno y noches con sol en verano.

“Nuestro estudio se propone investigar la variabilidad afectiva y el funcionamiento cognitivo como resultado de alteraciones en los ritmos circadianos producto de la exposición a condiciones de luminosidad adversas”, detalló el científico de MIDAP.

Colaboración entre Centros Milenio

Si bien muchas veces hay trabajos conjuntos entre Núcleos e Institutos Milenio debido a que son afines en ciertas áreas de investigación, esta charla sobre astronomía y salud mental dejó clara la complejidad que representa esta gran empresa humana que es la exploración del espacio. No hay sólo astrofísica e ingeniería, sino también otras disciplinas involucradas.

“En este caso ha sido una experiencia muy novedosa”, dijo la Encargada de Comunicaciones de la Iniciativa Milenio, Soledad Hevia, “porque dos centros que aparentemente no tienen mucho que ver, como el MIDAP y el MAS, se unieron y nos transportaron a un tema difícil: cuáles son las dificultades y los desafíos tecnológicos, pero también psicológicos, para la exploración espacial. El que dos centros Milenio se hayan juntado para hacer extensión a mí me llena de orgullo”, aseguró.