A fines de noviembre se realizó el lanzamiento del Centro de Primera Infancia y el Foro Internacional de Primera Infancia, ambas actividades de las que participó la Investigadora Asociada Pía Santelices. En ese contexto se desarrolló el Taller de Investigación en ACEs (experiencias adversas tempranas), donde presentó “Experiencia ACEs Chile: estrategias para intervenciones en parentalidad”.
Por otro lado, durante el año se llevó a cabo la convocatoria de investigación en primera infancia de La Tríada y Fundación FEMSA, que premió dos proyectos, uno de ellos liderado por Santelices: “Experiencias adversas tempranas, biomarcadores clínicos e impacto en la salud: propuesta de un programa preventivo para el bienestar en la primera infancia”, que desarrolla junto a Julieta Rodríguez (TEC de Monterrey, México) y Arturo Harker (UniAndes, Colombia).
Este proyecto aborda la problemática de las experiencias adversas en la infancia (ACEs) y su impacto en el estrés tóxico, que puede tener consecuencias graves en la salud y el bienestar de niños y adultos. “La colaboración trinacional entre Chile, Colombia y México tiene como objetivo principal llenar la brecha de conocimiento existente en relación con los biomarcadores clínicos y biológicos vinculados a las ACEs y cómo estas experiencias afectan a la salud en la primera infancia”, explica Pía Santelices.
El estudio se realizará en 260 díadas (niños de 3 a 5 años y sus madres) en los tres países, a cada uno se les realizarán cuestionarios psicológicos, cuestionarios de salud y además se realizarán evaluaciones clínicas y biológicas mínimamente invasivas. El objetivo de este estudio es establecer la relación entre las experiencias tempranas y los biomarcadores clínicos (incluyendo el neurodesarrollo, el estado nutricional, el metabolismo, la salud cardiovascular, mental) y biológicos (microbiota oral, cortisol y melatonina en cabello). Con estos datos se busca crear una estrategia preventiva multidisciplinaria mediante el desarrollo de una aplicación web dirigida a cuidadores/as de niños de 3 a 5 años.
“Hasta ahora, el conocimiento sobre los biomarcadores relacionados con estos cambios neuroendocrinos, inmunológicos, inflamatorios y metabólicos en relación con los ACEs es limitado. Es esencial comprender cómo las experiencias positivas y adversas en la infancia influyen en las respuestas al estrés, incluidos los cambios en la microbiota. Faltan estudios detallados que documenten el impacto biológico del estrés tóxico temprano en niños y sus cuidadores”, agrega la investigadora.
Esta investigación se desarrollará durante los próximos dos años.
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