El 10 de septiembre se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y, en ese marco, se realizaron distintas actividades de las que participaron investigadores e investigadoras de MIDAP. 

El martes 5 de septiembre se realizó la jornada “Crear esperanza a través de la acción”, organizada por el Hospital de Niños Dr. Roberto del Río junto a la Unidad de Salud Mental Funcionaria del Servicio de Salud Metropolitano Norte, con el objetivo de dar a conocer herramientas preventivas para los funcionarios de la red asistencial de salud y fortalecer sus habilidades para el abordaje en prevención del suicidio a nivel comunitario y organizacional. Uno de los panelistas de esta jornada fue el Investigador Joven Álvaro Jiménez. 

 “La muerte por suicidio marca un momento de extrema sensibilidad emocional y tensión tanto en individuos como en comunidades. El personal y las instituciones de salud se encuentran especialmente expuestos a esta realidad, ya sea que se trate del suicidio de pacientes a su cuidado o de colegas de trabajo. Cuando una institución sanitaria enfrenta una tragedia de esta naturaleza, se presenta el desafío de equilibrar las necesidades de la organización y las de las personas afectadas, mientras se intenta mantener un sentido de normalidad y seguir proporcionando apoyo a los usuarios. La falta de apoyo emocional del personal o equipos de salud puede generar sentimientos de abandono y percepciones de silenciamiento, complicando aún más el proceso de duelo”, señaló el investigador. 

“Las reacciones ante el suicidio de un paciente o colega varían dependiendo de las características de cada individuo, su experiencia personal y profesional, su comprensión del evento y su estado emocional. En algunos casos, la muerte por suicidio puede reactivar pérdidas personales pasadas. Además, en el caso del personal de salud, puede experimentarse una suerte de “duelo sin derecho”, es decir, la sensación de que no tienen derecho a lamentar la pérdida de un paciente simplemente porque no son familiares directos. Con frecuencia, el suicidio de un paciente puede llevar consigo un sentimiento de fracaso o impotencia por no haber podido prevenirlo, generando una sensación de no haber cumplido con el deber de cuidado. También puede manifestarse como frustración, la idea de que todos los esfuerzos de cuidado y tratamiento realizados finalmente resultaron inútiles. Estos sentimientos pueden socavar la autoconfianza y la competencia profesional, lo que a su vez se traduce en un deterioro en la toma de decisiones y en la evitación, consciente o inconsciente, de personas en riesgo de suicidio”, agregó Jiménez.

El viernes 8 de septiembre se realizó el simposio “Prevención y postvención de la conducta suicida”, actividad organizada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes, el programa Red para la Atención y Derivación de Adolescentes en Riesgo (RADAR) y la Sociedad Chilena de Psiquiatría, Neurología y Neurocirugía (Sonepsyn). 

En la instancia se realizó una actualización del Programa Nacional de Prevención del Suicidio por parte de la Subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, entregando la mirada de la autoridad sanitaria. También se presentaron los resultados de investigaciones en prevención en la comunidad escolar y las medidas efectivas en la postvención. La sociedad civil también tuvo un espacio a través de expositores que han vivido el duelo por suicidio de algún familiar y desde la práctica clínica de médicos de la atención primaria de la comuna de Puerto Aysén. De esta jornada participó la Investigadora Adjunta Susana Morales. 

“Este fue un encuentro donde se aproximaron la perspectiva de las políticas públicas y también de la experiencia clínica, con los análisis de los investigadores; y se observó la necesidad de coincidir en la importancia, no solo a nivel de presupuesto, sino que también a nivel de las capacitaciones que se requieren de los profesionales, para poder evaluar e intervenir el riesgo suicida en forma oportuna y responder a la crisis”, detalla la investigadora. 

Susana Morales presentó el libro “Herramientas psicoterapéuticas para el manejo de pacientes con depresión. Una guía para el trabajo en atención primaria”, del que participa como editora. “La acogida del libro fue buena. Pudimos observar la necesidad que existe en los psicólogos y psicólogas de la atención primaria de salud, de tener herramientas que sean de acceso, que sean de aplicación y que puedan, con la flexibilidad que se necesita para trabajar con pacientes de alta complejidad, aplicar para poder enfocarse, atender lo urgente, y activar las redes dentro de lo posible. Los comentarios fueron esperanzadores en cuanto al interés que tienen los psicólogos y psicólogas de capacitarse y de comprender estos fenómenos y también esperanzador en cuanto a los conocimientos que ellos muestran porque, al trabajar con pacientes de depresión compleja y de distintas problemáticas psicosociales, van aprendiendo a lo largo de la experiencia clínica y esto lo que vino a hacer el libro: ordenar esos conocimientos,  ponerles una especie de método y de mirada sistémica”. 

En paralelo, el viernes 8 de septiembre se realizó, en el auditorio municipal de El Quisco, el seminario “Conmemoración del día internacional de la prevención del suicidio”, organizado por la Oficina de Infancia y Adolescencia” de la municipalidad. Según sus organizadores, esta actividad tuvo por objetivo “entregar conocimiento a la comunidad quisqueña, con especial énfasis en las comunidades educativas, sobre la depresión y salud mental infantil”. En esta oportunidad, el municipio invitó a la Investigadora Asociada María Pía Santelices, a presentar el libro “¿Qué le pasa al gran árbol?”, publicado en el marco de las actividades de Proyección al Medio Externo (PME) de MIDAP. 

A la actividad asistieron profesoras/es, orientadoras/es, psicólogas/os de colegios y escuelas de la zona, así como apoderadas/os y estudiantes de educación media. “La actividad me pareció excelente en el sentido de que es realmente organizada por las bases, o sea, las personas que están ahí trabajando codo a codo con los niños, niñas y jóvenes. Entonces, que hayan tenido la motivación de pedir este espacio para hablar de un libro que aborda la depresión y que eso contribuya a un espacio de diálogo, es muy enriquecedor”, señaló María Pía Santelices. “Asistieron profesionales que sabían muchísimo en términos teóricos y prácticos, y también jóvenes. Fue muy bonito ver esas diferencias de percepciones y ponerlas en común. Fue un espacio muy fructífero”, agregó. 

“Libros como este aportan a la alfabetización emocional. Estamos muy agradecidas de la invitación de la municipalidad de El Quisco y de las personas que asistieron. Más que una charla, fue una conversación en torno a la depresión en las distintas etapas de la vida, y la importancia de diagnosticarla, tratarla y, sobre todo, que se puede salir de ella”, señaló Paula Zañartu, encargada de Extensión de MIDAP, quien asistió junto a Pía Santelices a la actividad. 

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