Salud mental: la especial vulnerabilidad de los niños migrantes

Investigadora en formación de MIDAP presentó su experiencia con familias haitianas en Chile durante congreso internacional en México

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15 enero 2018

La angustia de los refugiados sirios, las penurias de los inmigrantes africanos que tratan de llegar a Europa, o la huida de millares de musulmanes debido a la violencia budista en Myanmar (antigua Birmania), son los ejemplos más dramáticos del fenómeno de la migración, que últimamente se han visto en la prensa y en los debates sociales y políticos. Sin embargo, la llegada de extranjeros que huyen de la pobreza o de la violencia está mostrando también sus efectos en otras zonas del mundo, no sólo a nivel de las comunidades adonde llegan, sino dentro de las propias familias inmigrantes. Y Chile no es la excepción.

La psicóloga Ana María Gallardo, estudiante del Doctorado en Psicoterapia de la Pontificia U. Católica de Chile, está trabajando su tesis justamente en ese tema, y con el apoyo de MIDAP participó en el Congreso Internacional de Salud y Migración que se efectuó la semana pasada en México (vea aquí y acá).

AMG 2 - copiaElla fue una de las tres investigadoras chilenas presentes, y le tocó exponer en una mesa redonda acerca de Salud Mental. Ahí relató su experiencia en terapias con familias haitianas en Santiago. “Hablé brevemente del contexto migratorio chileno y profundicé en las desigualdades sociales a las que se exponen las familias migrantes, sobre todo los niños. Relevar, en el fondo, la noción de pobreza multidimensional que se observa, donde las familias no acceden a ciertos servicios, tienen menos apoyo social, mayor hacinamiento y mayor percepción de prejuicios. Lo que quise enfocar ahí es que los adultos no pueden ejercer su parentalidad en las mismas condiciones (que los papás chilenos) porque tienen más carencias y vulnerabilidades”, explica la profesional.

El tema es de extrema importancia porque desde el año 2000 el movimiento migratorio en el mundo ha crecido en más de 40%. En la actualidad hay casi 250 millones de personas buscando un hogar en otro país. Y Chile es un ejemplo claro de esta situación, con la llegada masiva de familias no sólo desde Perú y Colombia, sino también desde Venezuela y Haití. Y pese a que en general los padres migrantes son personas que muestran fortaleza a la hora de abandonar sus países para darles un mejor futuro a sus hijos, la adaptación al nuevo lugar tiene un alto costo.

“Es un gran desafío en términos de salud mental”, dice la psicóloga, “porque es una población que se expone a situaciones de riesgo, de vulneración de derechos, depresión. Y sobre todo, la percepción de anomia que hay en los niños, la sensación de no sentirse parte de ningún país, ni del de origen –que tuvieron que abandonar- ni del país receptor, que en la mayoría de los casos no son muy integradores con los niños…Lo que quise destacar en mi ponencia es que –cuando hablamos de protección de los Derechos del Niño- es esencial que entreguemos herramientas a los padres para que ellos puedan ejercer una parentalidad protectora y nutritiva desde el punto de vista emocional”.

Y una de las alternativas –que es justamente el enfoque de la tesis de Ana María Gallardo-  es el valor de rescatar la cultura del país de origen para la psicoterapia en estas personas.

“Como psicóloga lo primero que yo tengo que hacer es que tú, como padre o madre, logres entregar todas tus herramientas culturales para ejercer la parentalidad: los ritos, las tradiciones, la música, todo lo que a ti te hace un padre, y entregar eso…No puedo evaluar la parentalidad con mis moldes culturales, sino que tengo que respetar también la cultura de esos padres. Si no, se genera mucho estereotipo, y tenemos resultados nefastos cuando hacemos juicio y prejuicio hacia la parentalidad de los otros”.

AMG 4 - copiaEn este congreso internacional se presentaron experiencias de terapeutas e investigadores de diversos países, en especial aquellos que están lidiando más fuertemente con el tema de los refugiados, como México, Italia y Turquía.

“Lo que más me llamó la atención del congreso es que se hizo un llamado al mundo académico en pos de potenciar las investigaciones que generen más información y que se elaboren nuevos discursos que protejan los derechos de las personas migrantes. De verdad que con eso llego mucho más motivada para realizar mi investigación y proyecto de tesis”, concluyó la psicóloga chilena.