Investigadora de MIDAP participa en position paper internacional y multidisciplinario

La Investigadora Asociada de MIDAP, Vania Martínez, participó en el position paper “International consensus on a standard set of outcome measures for child and youth anxiety, depression, obsessive-compulsive disorder, and post-traumatic stress disorder”  publicado durante enero en The Lancet Psychiatry. Este trabajo es realizado por un equipo internacional y multidisciplinario de más de 25 profesionales reunidos por ICHOM (The International Consortium for Health Outcomes Measurement). “En septiembre de 2018 el equipo coordinador – que está en Londres – me invitó a participar. Anteriormente la Dra. Graciela Rojas había participado en esta experiencia, pero en relación a adultos”, cuenta Vania, y agrega que “por más de un año tuvimos reuniones y votaciones en línea. El grupo de trabajo estuvo conformado por personas que trabajan en clínica con estos cuadros, investigadores e investigadoras, expertos/as en psicometría y en epidemiología y también expertos/as por experiencia; jóvenes que han tenido estos diagnósticos y sus padres y madres. Con este trabajo, y a través de votaciones, se van llegando a consensos: edades, cuadros, dimensiones a evaluar, instrumentos y periodo de tiempo” Una de las mayores barreras que impide mejorar la efectividad del cuidado en salud mental es la falta de consenso en la medición de resultados. Este position paper reúne recomendaciones específicas para la ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo y estrés post traumático en niñas, niños y jóvenes de entre seis y 24 años. Este grupo internacional trabajó a través de teleconferencias y de ejercicios utilizando la técnica Delphi (método para consenso de grupos) adaptada, y votación anónima iterativa, respaldada por aportes de investigación secuenciales. Una revisión sistemática del alcance identificó 70 resultados posibles y 107 instrumentos de medición relevantes. Las medidas se evaluaron por su viabilidad en la práctica habitual (es decir, brevedad, disponibilidad gratuita, validación en niños y jóvenes y traducción de idiomas) y desempeño psicométrico (es decir, validez, fiabilidad y sensibilidad al cambio). “Este consenso tiene especial implicancia en la evaluación de resultados en el área clínica. Se detectó que había muchas formas de hacer evaluaciones y distintos aspectos a evaluar, por lo que este consenso ofrece una propuesta para que podamos comparar nuestros resultados con los mismos instrumentos y dimensiones”, explica la Dra. Martínez. “Este es un consenso internacional al que se llega con un equipo de distintos países y que luego es validado en un proceso muy riguroso y detallado. Además, este es un consenso centrado en los y las pacientes y por ello es muy importante su opinión respecto de estas medidas”, detalla la Investigadora Asociada de MIDAP. Leer el artículo en The Lancet Psychiatry aquí.           

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Efectos psicológicos del aislamiento social debido a la cuarentena en Chile: un estudio exploratorio

En noviembre fue publicado en Frontiers in Psychiatry el artículo “Psychological effects of social isolation due to quarantine in Chile: an exploratory study” (“Efectos psicológicos del aislamiento social debido a la cuarentena en Chile: un estudio exploratorio”), a cargo de la Investigadora Adjunta de MIDAP, Paula Dagnino, junto a Verónica Anguita, Katherine Escobar y Sofía Cifuentes. El equipo realizó una encuesta online durante las primeras dos semanas de confinamiento en Santiago, en la que participaron 3.919 personas. El estudio tuvo por objetivo explorar la percepción del impacto psicológico y las preocupaciones futuras, evaluar los factores de vulnerabilidad, describir la percepción de los impactos psicológicos en personas cuyo apoyo psicológico y terapia online hubiera sido interrumpida, y explorar las futuras necesidades de ayuda psicológica. “Hay ciertos resultados que no nos llamaron la atención en sí porque es algo que otros estudios han mostrado, como las diferencias en cuanto al género, en que las mujeres están mucho más afectadas que los hombres; en cuanto a la edad, porque los más jóvenes también son los que están más afectados, y otro tema también esperable es que los trabajadores independientes estuvieran mucho más preocupados de lo económico que de la salud. Ahora bien, una de las cosas que nos llamó la atención es que la preocupación económica tenía mucha más fuerza que en otros estudios en otras partes del mundo”, cuenta Paula Dagnino, sobre los principales hallazgos.   Revisa la publicación aquí (en inglés). [pdf-embedder url=”https://midap.org/wp-content/uploads/2020/12/fpsyt-11-591142.pdf”]

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Depresión y Bienestar Psicológico en estudiantes universitarios chilenos

Estudio realizado por investigadores de nuestro Instituto Milenio en el marco de un proyecto FONDECYT y se encuentra en etapa de análisis de sus resultados. Los invitamos a leer el artículo “Sintomatología depresiva y bienestar psicológico en estudiantes universitarios chilenos”, donde participaron como autores nuestros Investigadores Colaboradores Luisa Herrera, Caroline Leighton, y Felipe Martínez, el Investigador Joven Alberto Botto, nuestros Estudiantes de Doctorado José Luis Rossi, Karina Jaramillo y Yamil Quevedo, y nuestro Director Juan Pablo Jimenez y su Asistente de Investigación Paulina Barros. Leer artículo aquí La calidad de vida y el bienestar psicológico ya están bajos debido a la depresión. Los cambios que los estudiantes sufren durante su vida universitaria impactan su salud mental y su bienestar, incluyendo el surgimiento de trastornos mentales como la depresión. Los resultados señalan que un 28 % de los estudiantes universitarios chilenos padece síntomas depresivos, con una mayor sintomatología depresiva en las mujeres, con un 32,2 %, frente a un 22,5 % en los hombres, aunque no se observan diferencias según la institución de pertenencia, la edad o el nivel socioeconómico. Además determinó además que el 95,6% de los universitarios afectados no sigue un tratamiento psiquiátrico. El estudio consideró a 720 alumnos universitarios, hombres y mujeres, de las regiones Metropolitana y de La Araucanía, con un promedio de 20 años. La cifra sugiere que los estudiantes universitarios experimentan tasas de depresión sustancialmente más altas que las encontradas en la población general. En nuestro país, la última Encuesta Nacional de Salud (2017) reveló que un 15,8% de la población nacional presenta síntomas, si bien un informe del Centro de Estudios del Conflicto y la Cohesión Social (COES) eleva el índice al 18,3%. En este contexto, el estudio intenta ir más allá de las dificultades psicológicas y la depresión; busca entender cómo aspectos positivos de la salud mental, como el bienestar sicológico, pueden ser una protección frente al riesgo de depresión. El bienestar psicológico es un término amplio, que incluye dimensiones sociales, subjetivas y psicológicas, y se relaciona con el manejo diario de las personas para afrontar los retos que van apareciendo en la vida. El estudio determinó que la relación entre bienestar psicológico y sintomatología depresiva es inversa y significativa, es decir a mayor puntaje de bienestar psicológico, menor puntaje de sintomatología depresiva. Esta relación inversa es concordante con los modelos teóricos que plantean que ambas variables constituyen dos extremos entro de un continuo. De esta forma, la depresión clínica podría ser entendida como la pérdida del bienestar psicológico. Sin embargo, un tercio de los sujetos se comportó de maneras diferentes, experimentando bajos niveles de sintomatología depresiva al mismo tiempo que menores puntajes de bienestar psicológico, o al contrario, elevados niveles de sintomatología depresiva y altos puntajes de bienestar psicológico. Esto se puede entender bajo el modelo de “dos continuos”, en el cual los trastornos mentales y la salud mental están relacionados, pero son dimensiones diferentes. El primero indica la presencia o ausencia de salud mental, y el otro, la presencia o ausencia de psicopatología. Las implicancias clínicas que tiene este modelo permite explicar cómo pacientes con un mismo diagnóstico y nivel de gravedad, pueden tener diferentes niveles de adaptación psicosocial, y un impacto diferente en la calidad de vida y bienestar general. Dentro de las dimensiones del bienestar psicológico, este estudio encontró tres que podrían tener un efecto protector frente a la sintomatología depresiva, estas serían: a) autonomía, b) relaciones positivas con otros, y c) propósito en la vida. Las primeras dos muestran concordancia con otros estudios, mientras que la última resulta interesante al ser transversal en ambos sexos y no destaca en la literatura anterior, lo que podría indicar una característica particular de la población estudiada. Finalmente, este estudio pone de manifiesto “la necesidad de implementar intervenciones orientadas a la salud mental de los estudiantes universitarios en nuestro contexto nacional y, al mismo tiempo, pueden ser concebidos como un punto de partida para diseñar estrategias orientadas a promover y mejorar el bienestar psicológico. La intervención sobre las dimensiones mencionadas podría influir positivamente en la prevención de la sintomatología depresiva en estudiantes universitarios”.

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Depresión, mujer y pobreza: la deuda de Chile con la salud mental

Nuestra Investigadora Asociada Mariane Krause publicó un artículo en la Revista Universitaria UC en el Nº 153 de abril de 2019 titulado “Mujer y pobreza: La pena que persiste”, número dedica especialmente al tema “Mentes al límite: la deuda de Chile con la salud mental”. En este artículo, la Dra. Krause explica que, de acuerdo a las últimas investigaciones, las mujeres en situación de pobreza constituyen el grupo más vulnerable a la depresión. Sumado a la precariedad económica y a la sobrecarga de tarear domésticas y laborales, su posición ajena al poder y la debilidad desus vínculos sociales las deja expuesta a estresores en su vida cotidiana. Por lo anterior, es en ellas donde deben focalizarse los esfuerzos de prevención e intervención. Puedes leer el artículo aquí La última Encuesta Nacional de Salud muestra que las mujeres chilenas tienen cinco veces más depresión que los hombres. Este resultado coincide con un fenómeno mundial, pero en el país la diferencia es más exacerbada. En cuanto a la asociación entre depresión, nivel socioeconómico y género, el Estudio Longitudinal Social de Chile (ELSOC) da un paso adicional demostrando que son específicamente las mujeres de bajo nivel socioeconómico las que presentan mayores niveles de la enfermedad. En el caso de los hombres, el nivel de ingreso no establece una diferencia significativa. La relación entre mujer y depresión se debería a diversos factores. El rol histórico del género femenino en nuestra sociedad, que implica menos poder y control sobre sus vidas, sería un favor desencadenante. Al mismo tiempo, la pobreza en sí misma puede ser considerada una condición de estrés permanente y múltiple, plasmada en una baja calidad de vida de las personas, lo que se asocia empíricamente a una mayor gravedad de la depresión. Para la Investigadora, ya reconocida la relación entre empoderamiento, apoyo social y salud mental, es relevante enfocar las estrategias de intervención sobre estos aspectos, al mismo tiempo de avanzar en resolver más globalmente en Chile la problemática de la desigualdad de género y de ingreso.

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E-Mental Health: ir más allá de lo simplemente preventivo

MIDAP realizó revisión sistemática de estudios y publicaciones sobre uso de tecnología en salud mental para avanzar en proyectos que fortalezcan su aplicación. Casi 200 trabajos revisó un equipo de científicos chilenos de MIDAP y una investigadora de México, desde los resúmenes -para ir seleccionando los que calzaban con el propósito del estudio- hasta los artículos completos que efectivamente se enfocaban en depresión y en la población de interés. El resultado de ese trabajo es el artículo “Internet-based interventions for the prevention and treatment of depression in people living in developing countries: A systematic review”, que fue publicado este año en el Journal of Affective Disorders (DESCARGAR AQUÍ). “La idea era conocer cuál era el nivel de desarrollo de las estrategias de prevención e intervención que utilizan métodos tecnológicos -principalmente internet- a nivel latinoamericano”, dice una de las autoras del estudio, la Investigadora Asociada de MIDAP, Carola Pérez. La idea surgió como parte del trabajo de la Red Latinoamericana de e-mental health, donde participan México, Colombia y Chile. “La verdad es que nos sorprendió el desarrollo que tiene México al respecto, aunque su foco es más bien en consumo alcohol y drogas”, cuenta la Dra. Pérez. “Pero también cuentan con una intervención online para prevención en depresión. Nuestra idea original fue obtener información más sistemática -no sólo de nuestros contactos- sobre lo que se había hecho: programas online de autoayuda, o programas complementarios a la atención presencial, qué módulos usaban, y de qué envergadura: si eran de carácter piloto o algo más grande o sostenido en el tiempo”. Después de una primera etapa de revisión, los autores seleccionaron seis estudios: dos de México, uno de Chile, uno de China, uno de Indonesia y uno de EEUU, y los analizaron en profundidad. “Descubrimos que la mayoría de las intervenciones eran de naturaleza preventiva, ya sea de prevención universal o indicada; y que sólo uno era de tratamiento de la depresión propiamente tal. La mayoría de ellos proviene de modelos teóricos cognitivo-conductuales, modificados para ser aplicados a través de tecnologías. Dada la naturaleza de los diseños de investigación utilizados en la evaluación de las intervenciones, caracterizados por tamaños muestrales pequeños, y/o sin estudios con grupos de control, no es posible concluir fehacientemente su efectividad. Podemos decir que, en los países en desarrollo, estamos iniciando un camino al respecto”, plantea Carola Pérez. E-mental health en MIDAP Para nuestro instituto, investigar estrategias que utilicen tecnología para prevención y tratamiento de la depresión constituye uno de los focos de las redes colaborativas temáticas que ha establecido con científicos de Alemania, México Colombia y Argentina. Además, actualmente MIDAP está desarrollando tres proyectos sobre este tema en nuestro país: “Entrenamiento y supervisión con asistencia tecnológica para el manejo de la depresión en Atención Primaria”, “Eficacia de un programa escalonado basado en internet para la prevención e intervención temprana de la depresión adolescente”, y “Efectividad de una Intervención vía Internet para el Tratamiento de la Depresión: hacia el mejoramiento de la gestión de la depresión”. Este último está dirigido por la Dra. Carola Pérez. “Es un ensayo clínico controlado que busca determinar la efectividad de una intervención a través de internet, complementaria a la atención habitual presencial de pacientes con depresión. Fue concebido buscando superar los problemas arriba planteados, es decir, cuenta con grupo-control y tiene un tamaño muestral que permitirá sacar conclusiones al respecto”, finaliza la investigadora de MIDAP.

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Hacia una psicoterapia culturalmente competente con personas en situación de pobreza

Estudio realizado por investigadores de Colombia y Chile muestra la visión de los pacientes frente al trabajo de los terapeutas ¿Por qué, pese a que hay cobertura pública para tratamientos en salud mental, la deserción e insatisfacción es mayor en pacientes de estratos más pobres? Un grupo de investigadores chilenos y colombianos estudió el fenómeno y publicó sus resultados en un número de la revista Counselling and Psychotherapy Research dedicado al tema de las inequidades sociales. El equipo está formado por Mariane Krause (U. Católica de Chile/ MIDAP), Daniel Espinosa (Universidad CES, Colombia/ MIDAP), Alemka Tomicic (U. Diego Portales, Chile/ MIDAP), Ana Catalina Córdoba (Universidad CES, Colombia) y Daniel Vásquez (U. Católica de Chile/ MIDAP). MIDAP y la Universidad CES de Colombia mantienen una colaboración de varios años, y este artículo es un subproducto de un estudio mucho más global sobre experiencias con la depresión y con la psicoterapia para la depresión que está haciendo la Society for Psychotherapy Research en 15 países, entre ellos, Colombia. En su investigación, los autores abordaron el problema de esta mayor deserción e insatisfacción ante los tratamientos, centrándose en la experiencia del paciente. Para eso entrevistaron a 24 usuarios de Chile y Colombia. El objetivo en específico fue abordar las desigualdades en el acceso a la psicoterapia, en cómo la experimentan los pacientes, y en su efectividad final. “En ese artículo recogimos la perspectiva de las personas tanto sobre el problema de salud mental en general –nos metimos en temas como la asociación entre ir a un psicólogo y la ‘locura’, o el miedo a que los demás en su entorno social los estigmatizaran- hasta problemas prácticos por los cuales no iban [a la consulta], como las distancias o el no tener permiso en el trabajo. E indagamos también en su experiencia específica: qué cosas sentían que les ayudaban y cuáles no, y cuáles eran las expectativas frente a la terapia”, dice la investigadora Mariane Krause, quien es además Directora de MIDAP. Los científicos descubrieron que, si bien hay terapias consideradas efectivas por los usuarios, también hay ciertas diferencias culturales que son vitales en el proceso. “Por ejemplo, hay gente que no se siente comprendida en su forma de ver los problemas, o bien que sus expectativas no se cumplen porque el terapeuta tiene una visión demasiado distinta, y eso empieza a influir en cómo se va desarrollando el tratamiento”, explica la Dra. Krause. El equipo sostiene hacia el final de su análisis que los profesionales deberían desarrollar psicoterapias culturalmente competentes, en el sentido de considerar de dónde proviene la persona, “porque de lo contrario se produce este choque de valores o bien una especie como de ‘presión’ de parte de los profesionales de la salud mental sobre la persona para que cambie su visión de mundo, lo cual a mí me genera ciertos problemas éticos, porque no debería suceder”, advierte la investigadora. “He sentido mucho la importancia de sentir la cultura del otro no solamente en mi práctica psicoterapéutica sino como también psicóloga comunitaria, porque ahí uno está en contextos culturales muy diversos. Hace mucho tiempo he aprendido que yo debo entender el significado que le da el otro a su realidad para poder ayudarle. Si yo no entiendo eso y parto de la base de que tiene la misma visión que yo, estoy mal.” Hay estudios desde los años 80 que han tocado este tema de la brecha cultural, pero pese al tiempo, el fenómeno se mantiene y quizás ha vuelto a exacerbarse, opina Mariane Krause. “La formación de los psicoterapeutas muchas veces no considera las diferencias culturales o socioculturales o socioeconómicas”, advierte la Directora de MIDAP.  “Entonces mostrar la visión que tienen los usuarios –como hicimos en esa investigación- es justamente para tratar de cerrar un poquito esa brecha, y también informar de vuelta a los terapeutas sobre cómo visualizar la psicoterapia desde allí, qué es lo que se espera, y qué es lo que la gente valora o no valora”. Usted puede leer el artículo científico AQUÍ.

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Genética y Psicoterapia en artículo chileno publicado en Frontiers

Revisión pionera en su campo abordó la relación que hay entre genética y ambiente, enfocando su análisis en la potencialidad de llegar a encontrar marcadores que indiquen qué pacientes pueden beneficiarse más con la psicoterapia que con otras alternativas de tratamiento. El artículo, publicado en la prestigiosa plataforma abierta de comunicación científica Frontiers, fue elaborado como parte de la investigación ‘Interacción gen-cultura en la sintomatología depresiva y bienestar subjetivo en Chile’ (Fondecyt 1150166), que está estudiando a más de 700 jóvenes universitarios de Santiago y Temuco. El proyecto –encabezado por el psiquiatra de la U. de Chile e investigador senior de MIDAP, Dr. Juan Pablo Jiménez- va en su cuarto año de desarrollo y está a cargo de un equipo de 15 profesionales de diversas disciplinas: psiquiatras, psicólogos, una genetista, un antropólogo (“porque en este proyecto estamos estudiando variables que tienen que ver con ciertas tendencias o dimensiones culturales relacionadas con el colectivismo o el individualismo en la sociedad”) y un ingeniero matemático para los complejos análisis de big data que arrojan los análisis genéticos de los sujetos de investigación. “Estamos muy contentos porque fue un trabajo que ninguno de nosotros en particular podría haberlo escrito. Fue un trabajo de un año donde nos reunimos regularmente a revisar bibliografía y a discutir, y salió este artículo que yo creo que es bastante pionero, porque no encontramos ninguno que se refiriera a este tipo de ‘puente’ entre dos disciplinas tan lejanas como la psicoterapia y la genética”, explicó el Dr. Jiménez. “Nosotros pensamos que la psicoterapia -lo que significa como relación vincular, una relación interpersonal diseñada para producir cambio- es el campo precisamente en el cual podemos mostrar esta hipótesis. Entonces cuando termine este proyecto Fondecyt va a sentar las bases –y ya hay algunas tesis doctorales en esa línea- para diseñar nuevas investigaciones seguramente para mostrar esta hipótesis: que la psicoterapia produce cambios epigenéticos.” “Lo que se ha visto, y ésa es la hipótesis de este trabajo reciente, es que así como el ambiente adverso clausura la expresión de ciertos genes -lo cual a su vez después tiene implicancias en la interacción de ese individuo con el medioambiente porque le agrega una vulnerabilidad que probablemente no habría tenido si no hubiera sufrido ese trauma temprano, por ejemplo- así también experiencias positivas posteriores pueden modificar esa clausura genética y generar, por así decirlo, un nuevo comienzo”, dijo el investigador senior de MIDAP. “Y pensamos que la psicoterapia, como intervención psicosocial por excelencia que está diseñada así, puede producir esa apertura o remodificación genética que había sido, a su vez, modificada anteriormente por el trauma temprano. Esa es básicamente la idea por la cual a Eric Kandel le dieron el Premio Nobel de Medicina en 2000”. “Nosotros descubrimos que hay sólo cinco estudios en el mundo que apuntan a esta línea. No hay más”, aclaró el Dr. Jiménez. “La idea nuestra es que, a partir de los datos que tenemos podamos sacar –por así decirlo- un perfil de riesgo genético para la depresión; y por otro lado, un perfil de probabilidad de que la intervención psicosocial sea efectiva o no [en determinadas personas]. Porque hemos descubierto una cosa muy interesante: hay una cantidad de genes que actualmente se llaman ‘prosociales’ o genes sensibles, que capacitan a las personas para ser más o menos influidas por el medioambiente. Hay personas que son ‘más resilientes’, pero a la vez más insensibles a los cambios, menos adaptables. Por un lado, eso los puede proteger de cierta adversidad, pero a la vez los hace menos creativos. Para bien o para mal, hay personas que son más vulnerables, por ejemplo, a la depresión, pero si tienen un ambiente positivo no sólo son más resistentes a la depresión, sino que pueden ser mucho más creativos y más aportadores, más innovadores”. “El resumen es que la psicoterapia produce cambio; la investigación en psicoterapia está llegando a lo que se llama ‘la paradoja de la equivalencia’, o sea que prima como factor de cambio lo que se llaman ‘factores comunes’, es decir la psicoterapia es básicamente un cambio a través de la relación [paciente-terapeuta], más allá de las técnicas que se usen, ya sean psicodinámicas, cognitivo-conductuales o cualquier otra. Hay un tema de la calidad de la investigación y hay una interacción personal. Es decir, lo más importante como factor de cambio son ciertas habilidades del terapeuta para establecer una relación interpersonal constructiva con el consultante, y una disposición del consultante para aprender de esa relación nuevos modos de aprendizaje social”. “Nosotros esperamos que en la segunda etapa de MIDAP –los siguientes cinco años de funcionamiento- se puedan implementar más acotadamente ya, porque vamos a tener hipótesis. Vamos a sacar perfiles genéticos de riesgo a la depresión, pero también de probabilidad de éxito de psicoterapia. O sea, hay ciertos perfiles genéticos que probablemente hacen que uno sea más sensible a la intervención psicoterapéutica que otro, y otra persona cuya indicación sea más bien medicamentos. Esa es la idea”.

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Nueva herramienta para pesquisar depresión juvenil en Chile

El cuestionario PHQ-9 fue validado por tesista de Magíster e investigadores de MIDAP  El artículo de investigación que describe la adaptación transcultural y la correspondiente validación del Patient Health Questionnare-9 (PHQ-9) en su versión para adolescentes fue publicado en la Revista Médica de Chile. El trabajo corresponde a la tesis de Magíster de Epidemiología Clínica de la psiquiatra infantil y del adolescente Francesca Borghero. Esta tesis se realizó asociada al proyecto Fondecyt de Iniciación de la Investigadora Asociada de MIDAP y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Dra. Vania Martínez. Además participaron como coautores del artículo Pedro Zitko, Gabriel Cavada, y los investigadores de MIDAP Graciela Rojas y Paul Vöhringer. “El cuestionario consta de nueve preguntas para explorar sintomatología depresiva y cuatro preguntas complementarias que evalúan la posibilidad de una distimia asociada -la disfunción relacionada con el posible cuadro- además de ideación y conducta suicida. Es un cuestionario que no tiene costo y es bastante utilizado en el mundo”, explica la Dra. Martínez. “En Chile existía una validación para población adulta, y nosotros quisimos ampliar el rango en una versión que es adaptada para la población adolescente, entre 15 y 19 años.” Para su validación, se comparó el PHQ-9 traducido y adaptado a Chile con el Inventario de Depresión de Beck y la entrevista semiestructurada Kiddie-SADS-PL. “Se encontró un punto de corte –que es el que se propone para utilizar- que es de 11 puntos o más, que tiene una buena sensibilidad y especificidad”, dice la Dra. Martínez. “Hay que tener claro que éste es un cuestionario de screening, no un cuestionario que hace el diagnóstico”, advierte la psiquiatra. “Es de alta utilidad y de hecho ahora nosotros estamos utilizando el mismo instrumento en un nuevo proyecto Fondecyt en que se está evaluando la eficacia del programa Cuida tu Ánimo para prevenir e intervenir tempranamente la depresión en adolescentes.” Aunque el cuestionario fue validado para usarlo en jóvenes de 15 y 19 años, cuando se ha aplicado a escolares de 12 a 14 años, se ha visto que las preguntas son bien comprendidas. Una vez que se aplica el cuestionario y existe la alta sospecha de depresión es importante realizar una entrevista clínica que corrobore o descarte el cuadro para ofrecer un tratamiento oportuno a quiénes lo requieran.

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