El director del Instituto MIDAP, Juan Pablo Jiménez, participó en el programa A tu Salud de Radio Universidad de Chile en el marco del Ciclo Especial Salud y Constitución. En esta conversación con la periodista Cecilia Espinosa abordaron temas como el Derecho a la Salud Mental; los datos epidemiológicos en contextos de los determinantes sociales de la salud de los trastornos más comunes y frecuentes en la población: depresión y ansiedad; el bienestar subjetivo y malestar social y su tensión con el estallido social y luego con la pandemia por COVID-19; los aprendizajes individuales y colectivos, y la oportunidad de la “sanación nacional” a través de la participación en el proceso constituyente.
Al respecto, Juan Pablo Jiménez señaló que “en Chile tenemos tasas más altas de trastornos comunes en psiquiatría: ansiedad y depresión. La tasa mundial de depresión va entre 3,5% hasta 6%, nosotros en 2017 reportamos un 6,2%, por lo que tenemos un 20% más de depresión que el resto del mundo (…) Hay otro dato más alarmante, y es que por cada hombre deprimido hay 5 mujeres con depresión, mayoritariamente pobres y con bajos niveles de educación”.
Luego, en relación al estallido social y la pandemia, agregó que “la depresión es una experiencia solitaria, en cambio, lo que pasó con el estallido social fue una suerte de paleta colorida de emociones muy diversas que por su naturaleza se vivió colectivamente (…) En marzo estábamos entendiendo el estallido y llegó la pandemia, que tiene dos caras: la amenaza directa de la enfermedad, y luego los efectos económicos. Estallido social y pandemia tienen una relación sindémica, son dos eventos psicosociales que multiplican sus efectos (…) Lo más seguro es que tengamos nuevas etapas de confinamiento, entonces, lo importante es que cada uno de nosotros pueda mantener de alguna forma el contacto con las personas, porque es un factor protector”.
Finalmente, en relación al proceso constituyente, el director de MIDAP señaló la importancia de “estructurar y y redactar una Constitución que sea amable socialmente, que ponga el cuidado de las personas en primer lugar (…) El proceso constituyente puede ser una gran terapia para Chile porque la participación de la mayor cantidad de gente, de las voces marginadas, puede ser una canalización del malestar y una oportunidad de sanación nacional. Me da mucha esperanza”.
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