“La crisis política y sanitaria generada por la pandemia de Covid-19 ha impulsado una agenda de acuerdos políticos llamada “mínimos comunes”, consensos necesarios para responder a las urgencias del momento. Pero ¿cuáles deben ser estos mínimos comunes en salud? Es importante reflexionar sobre esto y estar preparados para un escenario post-pandemia, pues cuando esto pase nos encontraremos con una situación sanitaria desastrosa, que requerirá máximos y no mínimos comunes”, señala el Investigador Adjunto de MIDAP, Manuel Ortiz, en la columna “Mínimos (o máximos) comunes en salud”, publicada en Cooperativa.
En la columna, además, señala que “la pandemia por Covid-19 modificó nuestras conductas, nos hizo más sedentarios e inactivos, alteró nuestras rutinas diarias, cambió nuestras prácticas alimentarias y afectó nuestra higiene del sueño, los cuales son factores de riesgo para el desarrollo de desenlaces negativos en salud, por tanto, podemos esperar aumento de patología crónicas. En el caso de pacientes que ya viven con enfermedades crónicas, se impuso una gran barrera al acceso de prestaciones médicas, generando discontinuidad de tratamientos y bajas tasas de adherencia. Se hizo evidente, además, la pobre salud mental de los chilenos, aumentando la visibilidad de los diagnósticos de depresión, cuadros ansiosos y estrés post-traumático”.
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