MIDAP participará en taller internacional sobre investigación social y salud mental en Latinoamérica

Encuentro se efectuará en Londres el 5 y 6 de octubre Por segundo año consecutivo nuestro Instituto patrocinará un taller internacional para investigadores jóvenes interesados en temas de salud mental y políticas públicas desde una mirada de las ciencias sociales. La actividad es organizada por PLASMA (Platform for Social Research on Mental Health in Latin America), una red de profesionales de diversos continentes que estudian la situación de Latinoamérica. Entre ellos, tres chilenos,  miembros de MIDAP: el sociólogo Cristián Montenegro, que está desarrollando un proyecto doctoral en el London School of Economics; la antropóloga Sofía Bowen, estudiante de doctorado en el King´s College de Londres; y el psicólogo Álvaro Jiménez, que está terminando su doctorado en la Université Paris Descartes. La red PLASMA ya había organizado un primer taller en Francia en 2017 –también con apoyo de MIDAP- titulado “Mapping new voices: towards a Latin American perspective in global mental health”. Este año, el encuentro se efectuará en Inglaterra, con el tema “Cartographies of suffering and mental health in Latin America”. Investigadores de América y Europa expondrán proyectos realizados en Brasil, Perú, México y Chile, en aspectos como la delincuencia juvenil, el impacto del alcoholismo en poblaciones andinas, el estado de los programas de salud mental primaria en zonas indígenas, y la interculturalidad en los servicios de salud mental en la comunidad mapuche, entre otros. Lea más sobre este Taller Internacional AQUÍ.

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Resultados científicos de MIDAP se transfieren a Programa de Salud Mental para madres, padres y niños de 0 a 5 años

Investigaciones de nuestro instituto se convierten en innovadores planes de atención para la comunidad. Si bien el fin básico de la ciencia es generar nuevo conocimiento, su aplicación concreta para mejorar la prevención, tratamiento y rehabilitación es también uno de los objetivos de la investigación de MIDAP. Y pese a que el Instituto lleva sólo cuatro años de funcionamiento como tal, ya está dando frutos. Hay en marcha intervenciones para determinar la efectividad de estrategias de mindfulness en ciertos tipos de pacientes; se han implementado métodos que –utilizando análisis matemáticos- ayudan a identificar estados mentales que llevan a conductas suicidas, para focalizar ahí la prevención; y recientemente comenzó a operar un programa que aplica los resultados de proyectos de investigación para dar atención psicológica a familias desde el embarazo hasta los cinco años de edad del niño o niña. “Este es uno de varios ejemplos de la actividad de MIDAP, donde se empieza a cruzar esta brecha -que es bien típica de la psicoterapia, por lo menos en los tratamientos en salud mental- entre la investigación y la práctica, entre los desarrollos científicos con preguntas más o menos básicas hasta intervenciones basadas en esta evidencia, que pueden mejorar sustantivamente la calidad de vidas de las personas con ciertas problemáticas”, explica el Director de Investigación del Instituto, Dr. Alex Behn. El nuevo servicio abierto a la comunidad se llama Programa de Salud Mental Perinatal 0 a 5 años (correo p.relacionestempranas@gmail.com), y empezó a funcionar en la Unidad de Salud Mental del Centro Médico San Joaquín. Como forma parte de la Red de Salud Christus-UC también recibe derivaciones de médicos generales, médicos de familia, pediatras y ginecólogos. “En infancia, prevenir es mejor que curar, en el sentido de que –cuando actuamos tempranamente en un niño o niña o su familia- la intervención es menor porque la plasticidad de un niño pequeño es muchísimo mayor que la de uno más grande y se obtiene cambios mucho más rápidamente”, explica la Dra. Marcia Olhaberry, supervisora del Programa e Investigadora Adjunta de MIDAP. “Eso quiere decir que vamos a requerir un menor número de sesiones, que el efecto de la intervención se va a ver más tempranamente, y que a la vez estamos invirtiendo de manera más efectiva, ya que estamos previniendo dificultades en el desarrollo y problemas de salud mental en edades avanzadas”. El foco de este nuevo servicio de atención psicológica son tanto los niños como la diada madre/bebé-infante, la tríada madre/padre/bebé-infante, y también las embarazadas. “Cuando se trata del primer hijo/a, por ejemplo, y te conviertes en madre o en padre, ese hijo/a ‘aprieta las teclas’ de la propia historia, actualizando y trayendo a la memoria las experiencias infantiles que pudieron ser difíciles o dolorosas y que uno pensó que ya estaban olvidadas”, plantea la Dra. Olhaberry. “Entonces uno a veces, por amor a los hijos, es capaz de revisar y elaborar aspectos de uno mismo y de la propia historia para cambiar las relaciones y desarrollar habilidades parentales que no estuvieron presentes en los propios padres. Como padre o madre uno dice ‘yo no quiero que mi hijo/a viva lo mismo y estoy dispuesto/a a hacerlo distinto’. En este sentido, la parentalidad abre también una ventana en términos de la salud mental de los padres, favoreciendo la elaboración de la propia historia. Entonces los hijos/as pequeños que presentan dificultades o síntomas traen también ese ‘regalo’ para los padres: nadie mueve tanto como un hijo/a, ningún terapeuta es tan eficiente en eso.” El Programa de Salud Mental Perinatal 0 a 5 años recoge toda la evidencia empírica lograda en dos proyectos Fondecyt que investigadoras de MIDAP han venido desarrollando en Primera Infancia: el Programa para la reducción de depresión y el incremento de la respuesta sensible materna en díadas madre-bebé, y el Programa de video-feedback para tríadas, que incluyó también a los padres. Este último –que utiliza grabaciones en video para que los pacientes vean su propio actuar-  considera una de las herramientas que nuestro Instituto ha aplicado con especial interés para promover la mentalización. Un equipo está usándolo actualmente con educadoras de párvulos en jardines infantiles de la red JUNJI, y otro lo ha utilizado con profesionales de la salud y en familias. “Se graban interacciones entre los papás y su hijo o hija, y luego se les muestran fragmentos del video con un objetivo terapéutico, invitándolos a reflexionar sobre lo observado, buscando mejorar la empatía y promover la mentalización”, dice Alex Behn, Director de Investigación de MIDAP. “No es para criticarles ni juzgarles, sino para mostrarles las oportunidades y ayudarles a practicar: ‘mire, cuando pasó tal cosa usted estaba mirando hacia el otro lado, se perdió el interés ¿se fija lo que sucedió ahí? Aquí hay una oportunidad ¡practiquemos eso!’ “ La modalidad de atención de este Programa está pensada para que sea breve, habitualmente entre 5 y 10 sesiones, con posibilidad de volver si se necesita, y se enfoca tanto en los problemas individuales como en los que involucran a las díadas o tríadas. En el caso de los bebés, las causas de consulta más habituales son por llanto frecuente, problemas con el sueño, o con la alimentación o el destete. En niños más grandes, pueden ser las pataletas, la baja autonomía –o el exceso de ella-, dificultades para ir a la sala-cuna o el jardín infantil, o problemas en la relación con su familia o sus pares. Y si el origen de la consulta está en alguno de los padres o cuidadores, las causas pueden ser múltiples, pero la consecuencia es la misma: un gran riesgo para la salud mental presente y futura de ese niño o niña. “Sabemos que la depresión es importante, que es prevalente, que es más alta en mujeres y mayor en períodos de crianza. Sin embargo, lo que te ofrece el sistema de salud mental en Chile es atención para el adulto, y un bebé está muy ligado a sus cuidadores y depende de ellos. Por lo tanto, tenemos que movernos también hacia modelos

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Extensa entrevista a Directora de MIDAP en Diario La Tercera

En el suplemento “Tendencias” de este periódico de circulación nacional, la directora de MIDAP, Mariane Krause dice que la plata no ha hecho la felicidad de los chilenos, y que si queremos reducir las altas tasas de depresión hay que fortalecer las relaciones sociales. Según el Minsal, dos de cada diez chilenos presentan síntomas depresivos (17, 2 por ciento), una de las tasas más altas a nivel mundial de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. A esto se suma que hace poco un informe de la Superintendencia de Salud dijo que la depresión, la ansiedad y el estrés son la primera causa de tramitación de licencias médicas, superando a las enfermedades respiratorias que históricamente ocupaban ese sitial. La sicóloga Mariane Krause lleva diez años estudiando las características de esta enfermedad en los chilenos. Dice que entender la depresión requiere de un enfoque multidisciplinario para saber cómo se relaciona con la genética, la cultura o la sicología, y eso fue en parte lo que le interesó de este problema tan relevante para la salud pública hoy en Chile. Profesora titular de la UC, desde hace dos años dirige el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap), un centro científico donde un grupo de sicólogos, siquiatras y profesionales de la salud hacen distintos análisis y desarrollan iniciativas para prevenirla en jardines infantiles, colegios y con mamás, inculcándoles, entre otras cosas, la importancia del apego con los hijos desde edades tempranas como factor protector. Uno de los descubrimientos sobre la depresión chilena es que esta enfermedad se distribuye desigualmente en los distintos sectores de la población. Por ejemplo, por género: por cada tres mujeres que la padecen, hay sólo un hombre con depresión (aunque la tasa de mortalidad por suicidio es cuatro veces mayor para ellos). Esa distribución en prevalencia también se da en otros países y en Chile se explica por condiciones biológicas y de contexto. “Esto se produce en la edad en que ellas están sometidas a una sobrecarga por el doble rol de la crianza y la vida laboral, entre 25 y 45 años”, dice Krause. También ocurre si se analizan los distintos niveles socioeconómicos donde se encuentra que en el quintil de menores ingresos hay un 25 por ciento de personas con síntomas depresivos, mientras que en los con más altos recursos la cifra cae al ocho por ciento. Esa, en cambio, es una realidad particular de este país, asegura la sicóloga, porque en naciones con un PBI per cápita más bajo que Chile -como Brasil- la gente tiene menos depresión y en el norte de Europa ocurre justo lo contrario y hay más personas que sufren este problema en los sectores acomodados. “La explicación es que el tipo de desarrollo de la sociedad chilena va afectando la sintomatología depresiva”, explica. ¿Qué significa eso? Chile se ha desarrollado cambiando desde una sociedad más colectivista, en términos de las relaciones entre las personas y el sentido de comunidad, hacia una más individualista, lo que nos lleva a romper lazos sociales que son los que protegen contra la depresión. Entonces tenemos un chileno más pudiente, si tú quieres, pero infinitamente más solo y con valores donde priman los logros personales por sobre los colectivos. ¿O sea que la plata no hace la felicidad? La plata no hace la felicidad y menos si crees que la felicidad depende sólo de ti mismo. Hicimos estudios que muestran que el chileno hoy, si lo comparas con el de hace 10 o 20 años atrás, cree que la felicidad, el éxito o el fracaso en la vida son responsabilidad exclusiva de él, y hay una relación super establecida a nivel científico entre los vínculos y el apoyo social de una persona, y la fragilidad de esa persona ante cualquier hecho duro o traumático. Es decir, si tienes un buen colchón de gente que te apoya y te sientes parte de un todo, aunque te pasen cosas terribles, probablemente no te vas a deprimir. ¿Qué ha pasado con ese colchón? Los estudios muestran que estas redes de apoyo las hemos ido destruyendo, se han ido mermando y nos hemos ido aislando. A pesar de que el Estado lleva ocho o diez años invirtiendo en tratamientos contra la depresión, esta enfermedad no ha disminuido nada. Es muy relevante que el trabajo preventivo apunte a fortalecer los vínculos sociales. ¿Ha sido plata perdida? No. La política de salud ha frenado el crecimiento de la depresión en el país, lo que pasa es que hay más casos nuevos, porque las terapias son efectivas en un porcentaje cercano al 50 por ciento. La hipótesis es que si no hubiéramos tenido esta política de salud estaríamos en el veintitantos por ciento en vez del 17,2. No es que esté mal lo que estamos haciendo. ¿Cómo afecta en lo cotidiano esa relación entre depresión y desigualdad? A través de algo que técnicamente llamamos “estresores”, que son las demandas de la vida cotidiana y que están exacerbadas, como los problemas económicos, el transporte o la angustia que genera en el día a día el hecho de no tener un colchón y no saber exactamente cómo vas a resolver tus problemas al día siguiente. Imagínate a unos padres de familia que están criando hijos en una permanente precariedad. Súmale a eso que en los sectores de menos ingresos en Chile a veces se concentran otros problemas, como violencia o delincuencia. Si le agregas que los colegios a los que asisten estos niños tienen más de 40 alumnos por sala y no tienen atención o dedicación personalizada, ese niño en su colegio no está muy protegido. Si además, por la razón que sea, es objeto de bullying, no solamente tienes padres mucho más vulnerables a la depresión y que a su vez les transmiten eso a sus hijos, sino también un niño que por su ambiente social es más vulnerable a la depresión también. ¿Cómo pueden esas personas romper el círculo de la pobreza? Es importante entender que si

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