Experiencia extranjera para la ciencia nacional

• Maryam Farhang, psicóloga iraní, escogió MIDAP para desarrollar un proyecto posdoctoral que aspira a beneficiar a la Tercera Edad con intervenciones en Salud Mental   17 mayo 2018.-   Ella nació y creció en Isfahán, una histórica ciudad en el centro de Irán, y hace un par de años llegó a Chile para acompañar a su esposo –también iraní- que está desarrollando un proyecto de investigación en Ingeniería de Nanomateriales en la Universidad de Concepción. Maryam Farhang es psicóloga y continuó su carrera en India, primero con un Magíster y luego con un Doctorado en Psicología, donde desarrolló estudios analíticos de Salud Mental y Bienestar Subjetivo en estudiantes universitarios.  Luego regresó a Irán y trabajó en terapias para pacientes psiquiátricos, y en Salud Mental y Promoción del Bienestar en adultos mayores. Ése fue justamente el tema que le animó a continuar su carrera en nuestro país. “Cuando vine a Chile, busqué –porque quería hacer investigación- y descubrí que ustedes están enfrentando el problema del envejecimiento de su población. Es un desafío nacional y por eso es importante trabajar en esta área”, explica Maryam. Las dificultades que ya están enfrentando los sistemas sociales y de salud debido a la cada vez mayor cantidad de adultos mayores, estimulan justamente a algunos científicos para buscar soluciones eficaces y con base sólida que mejoren la calidad de vida en este segmento de la población y eviten que empeoren sus de por sí vulnerables condiciones. “El envejecimiento puede causar efectos dañinos en la tercera edad, y en último término, dependencia, fragilidad precoz, y la mayoría puede presentar Deterioro Cognitivo Leve. En algunos puede progresar hacia demencia o alzhéimer”, indica la profesional. “Y es necesario hacer algo por ellos, ya que si no se consigue ningún cambio, la Organización Mundial de la Salud estima que los casos de demencia van a aumentar 77 por ciento hacia 2030 en Uruguay, Argentina y Chile. Por esta razón estoy trabajando muy seriamente en este campo”. Una oportunidad en MIDAP Aprovechando la experiencia que Maryam Farhang adquirió en India al investigar científicamente la meditación yoga, cuando llegó a Chile buscó un nicho académico donde desarrollar un proyecto. Los contactos con psicólogos en la Universidad de Concepción y en la Pontificia U. Católica de Chile le condujeron a MIDAP, que justo había abierto un concurso para investigaciones posdoctorales. Postuló, fue aceptada, y quedó bajo la supervisión de Claudia Miranda, Doctora en Salud Mental y Envejecimiento, que trabaja temas de Tercera Edad en nuestro instituto. De eso hace casi dos años. Maryam Farhang ahora ya habla un poco de español, ha ido acostumbrándose al estilo de vida de Chile, maneja su tarjeta BIP como cualquier santiaguina, y divide su semana entre su trabajo en MIDAP y los viajes a Concepción para ir a ver a su marido. La investigación actual de esta psicóloga apunta a las intervenciones mente-cuerpo en personas mayores con Deterioro Cognitivo Leve, que incluyen terapias basadas en mindfulness y reducción del estrés, yoga, taichi y meditación. “En Chile hay algunos trabajos relacionados con intervenciones basadas en mindfulness -que están comenzando- pero son limitados e incluso no hay ninguno sobre Tercera Edad, así que no existe evidencia local. Es necesario recolectar datos locales”, comenta Maryam. “Es posible implementar algún tipo de intervención en las personas mayores para superar estos desafíos y promover la autoconciencia del envejecimiento. Por ejemplo, se puede adaptar para la población chilena lo que ya se ha hecho en otros países con las intervenciones basadas en mindfulness. Creo que si hacemos estas cosas va a haber un impacto positivo en este campo. El promover la autoconciencia del envejecimiento va a traer consigo una darse cuenta del proceso de vida presente y de los cambios inevitables que van a ocurrir en esa etapa -físicos y cognitivos- con una actitud receptiva y de aceptación. Van a cultivar emociones positivas respecto de su envejecimiento y de los cambios, en lugar de negación y resistencia”, enfatiza Maryam. Gracias a su trabajo en MIDAP, la profesional postuló y fue aceptada para participar en el Segundo Taller Latinoamericano de Investigación en Depresión y Personalidad, que se efectuó en marzo pasado. Allí, además de asistir a la serie de conferencias, ella pudo exponer ante los demás estudiantes y los profesores chilenos y extranjeros los avances de su proyecto posdoctoral sobre aplicación de mindfulness basado en yoga para adultos mayores con deterioro cognitivo leve. “Este Taller fue una excelente oportunidad para que me conectara con investigadores y profesionales en un entorno de aprendizaje cercano, que posibilitó intercambiar información en espacios abiertos de discusión y recibir una retroalimentación especial, que fue efectiva para impulsar mi proyecto”, recuerda Maryam. La investigadora posdoctoral de MIDAP está postulando ahora a financiamiento FONDECYT para continuar con su trabajo. Por de pronto, ya hizo una revisión sistemática de la literatura científica internacional relacionada con el impacto de las intervenciones mente/cuerpo en adultos mayores con Deterioro Cognitivo Leve. Y participó en un grupo encabezado por la investigadora asociada de MIDAP, Claudia Miranda, que redactó un paper acerca de la validación de un test para la población de Tercera Edad en Chile, actualmente en revisión para publicarse en el International Journal of Geriatric Psychiatry. Ciencia y experiencia venida de lejos, para beneficio de la comunidad chilena…

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PMTO: El método que ayudó a familias latinas en EEUU

Investigadora mostró en seminario MIDAP sistema de parentalidad en comunidades de inmigrantes, que no sólo aleja a jóvenes de las pandillas y drogas, sino que también ayuda a los padres a sanar sus propias heridas de infancia. 2 mayo 2018 Rocío Escobar es una psicóloga guatemalteca que hizo su Doctorado en la Michigan State University, EEUU. Allí no sólo avanzó un peldaño en su carrera académica, sino que además participó en una experiencia que -para un centenar de familias- significó un cambio sustancial en sus vidas, y que para muchas otras es una esperanza palpable. Se trata de un estudio para adaptar a la realidad cultural de las comunidades latinas una herramienta de crianza ya probada en familias de Estados Unidos. ¿El objetivo? Aprovechar las ventajas que ese sistema tiene para mejorar las relaciones entre padres e hijos y generar factores protectores de conductas no deseadas en esos niños y jóvenes, inmersos en un ambiente desfavorecido en lo social y económico. La investigación, realizada por un equipo de la Michigan State University, fue publicada en 2015 y debido a sus buenos resultados ha empezado a difundirse en otros países como México, Puerto Rico, Guatemala…y ahora Chile. MIDAP organizó hace unos días un seminario –dirigido a profesionales y estudiantes de la salud, la educación y el trabajo social- donde Rocío Escobar expuso los resultados y mostró cómo se aplica. El PMTO En la década de 1970 los psicólogos Marion Forgatch y Gerald Patterson (Oregon, EEUU) analizaron las interacciones familiares y notaron que ciertos comportamientos de los padres reforzaban de manera positiva la conducta de sus hijos: las palabras de aliento y cariño tenían un efecto distinto al de las órdenes y el castigo. Los investigadores hicieron estudios longitudinales basados en teorías sociales, del comportamiento y del apego, y aplicaron un plan de intervención en un grupo de familias socialmente vulnerables, mientras observaban lo que sucedía con un grupo de control. Luego de 9 años de seguimiento vieron que los niños, ya convertidos en adolescentes, habían tomado caminos diferentes: los del grupo-control habían caído en problemas con la ley, drogadicción y sexualidad precoz, cuatro veces más que los de las familias intervenidas. Ese fue el nacimiento del PMTO (Parenting Training Management, Oregon model), una verdadera escuela para padres que, a través de una serie de sesiones, les enseña habilidades para comunicarse con los hijos, reforzar lazos, resolver conflictos y generar un hogar protector. El método empezó a aplicarse en diversos lugares de Estados Unidos, e incluso Noruega lo instaló a nivel nacional en 1999. Sin embargo había un desafío: cómo usarlo en otro tipo de comunidades, con niños y jóvenes igualmente vulnerables. Fue entonces cuando un grupo de investigadores de la Michigan State University decidió adaptarlo para los inmigrantes latinos en la ciudad de Detroit, no sólo en el idioma sino también en las creencias, en los valores, en la cultura que esos padres traían de sus países de origen. Se trata de un elemento clave para que el método conserve su esencia y tenga sentido para las familias. “Se puso atención a quiénes entregaban el programa: que fuesen personas de la comunidad ya aceptados por los demás, que tuviesen respaldo y validez social, como dos psicólogas que venían haciendo labor en el barrio y dos trabajadores sociales de la parroquia local”, explicó Rocío Escobar, quien formó parte del equipo de trabajo. “Además los manuales tenían personajes que reflejaran étnicamente a los receptores, sus creencias, los giros del lenguaje. Y se buscó los desafíos puntuales de los inmigrantes. Por ejemplo, el hecho de criar hijos que estaban creciendo entre dos culturas”. El grupo de investigación diseñó el programa, reclutó a las familias y empezó la intervención: ocho sesiones de 90 minutos, con evaluaciones al inicio, al final, y a los seis meses (lea los resultados aquí). Trabajaron sólo con los padres, de manera que fueran los adultos quienes llevaran los contenidos y nuevas destrezas a sus hogares. “Eso los empoderó para ir llevando los cambios y darse cuenta que sí funcionaba, aunque al principio se sintiera como algo extraño o diferente a lo que ellos habían vivido en su propia infancia”, dice la psicóloga. De hecho, una de las características del programa es que pone a los padres en contacto con sus propias experiencias de infancia. “Muchos de ellos venían a su vez de familias y ambientes donde ellos habían vivido violencia, abuso emocional, abuso físico. Y ahora les tocaba aprender a tratar a sus hijos fuera de esos marcos. ‘A mí no me dijeron que me querían’, ‘a mí no me dieron esa atención que yo le estoy dando a mi hijo, pero yo quiero que él sea mejor que yo, que tenga mejores oportunidades’. Eso fue un desafío, pero también una transformación muy hermosa que vimos en los grupos, donde los padres pudieron ir sanando esas heridas del pasado, y poder darse la oportunidad de escribir una historia diferente para sus hijos”, recuerda Rocío. También para otras familias “Se sabe que cualquier padre que adopte este tipo de destrezas encuentra un beneficio, pero lo más lindo es saber que se puede adaptar también a poblaciones que experimentan retos severos de vida”, cuenta la psicóloga. De hecho, el programa se ha llevado a otro tipo de situaciones familiares. “Este programa PMTO se ha aplicado a madres con síntomas de depresión, a familias con hijos con Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad, con buenos resultados. O sea, se ha trasladado a muchas poblaciones y se ha visto efectividad”. Gracias a la experiencia en Detroit, los investigadores del equipo se propusieron sembrar la experiencia otros países. En Monterrey, México, comenzó un proyecto con madres de áreas marginales, donde el esfuerzo de adaptación cultural tiene que ver con el contexto de narcotráfico y pandillas; en Puerto Rico está haciéndose una observación de intervenciones parentales; y en Ciudad de Guatemala, Rocío Escobar está en la fase inicial de un programa comunitario piloto para ayudar a familias que llegaron a la capital huyendo de la guerra civil o la extrema pobreza

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