Un informe de la PDI muestra que las denuncias por agresiones sexuales, cuyas víctimas mayoritarias son niños y niñas, disminuyeron más de 50% en relación a 2019. Contrario a lo esperado, esta no es una buena noticia, pues la baja puede explicarse por temor: obligados a convivir con el agresor producto del Covid, las víctimas no se atreven a contar. En esta columna, escrita por nuestras investigadoras Claudia Capella, Marcia Olhaberry y Nicolle Alamo, y la investigadora en formación, Lucía Núñez, se analizan las complejidades de este problema y el rol que juega la escuela, aunque sea a distancia, como protección.
Esta columna se enmarca en el proyecto Fondecyt 1200627 “Proceso de cambio psicoterapéutico en niños y niñas que han sido víctimas de agresiones sexuales: Hacia un modelo comprensivo de la influencia de factores de los adultos responsables, las intervenciones y la relación terapéutica”, cuya investigadora responsable es Claudia Capella, siendo Lucía Núñez, Marcia Olhaberry y Nicolle Alamo coinvestigadoras.
Esta columna forma parte de la colaboración del Instituto MIDAP con el proyecto CIPER/Académico, gracias al financiamiento para actividades de Proyección al Medio Externo (PME) aportado el año 2020 por el Programa Iniciativa Científica Milenio de ANID.
Lee la columna completa aquí.