Capacitación para profesionales de diversas áreas apunta a evitar que cuadros sospechosos queden sin diagnóstico ni tratamiento oportuno.
En total asistieron 38 personas –ocho más que el cupo inicial- que el pasado viernes 19 analizaron la epidemiología de la depresión en adultos mayores, su vulnerabilidad, sintomatología, los mitos y prejuicios que existen, y conocieron elementos para el diagnóstico diferencial, en el curso ‘Depresión en Personas Mayores: abordaje clínico integral’.
Según explicó la docente Susana González, Investigadora Asociada de MIDAP, “la depresión en la gente mayor tiene un perfil diferente al que tiene en otros grupos etáreos, y por lo tanto no es tan fácil hacer el diagnóstico. Y como nosotros sabemos que a estos cursos viene mucha gente que es de Atención Primaria, que trabaja directamente con personas mayores, nos parece súper importante que ellos sean agentes comunitarios capaces de sospechar depresiones que pasan de largo, que muchas veces no se diagnostican, y que son sumamente importantes, porque una depresión influye mucho en la calidad de vida de cualquier persona, y tiene riesgos también”.
El curso –que MIDAP dicta por primera vez- recoge evidencia derivada de una investigación que encabezó esta psiquiatra, especializada en psicogerontología. El trabajo se titula ‘Representaciones sociales de la vejez en profesionales de la salud y su relación con el diagnóstico de depresión en personas mayores’, y tomó como objeto de estudio no a los pacientes sino a los equipos de salud que les atienden.
“Desde esa investigación nosotras nos dimos cuenta que había una necesidad”, aseguró la dra. González. “Cómo influyen los prejuicios que tú tienes de la vejez como para que se te pase el diagnóstico de depresión, que no la veas, o que lo único que veas en la gente mayor sea la demencia, y no te des cuenta de que hay otras cosas aparte de la demencia que son curables. Y la depresión es una de ellas. Uno puede mejorarse de la depresión”.
La capacitación incluyó también trabajos grupales y módulos para conocer aspectos de abordaje integral para este tipo de pacientes en quienes –a diferencia de lo que se cree- la psicoterapia puede ser muy beneficiosa, “o que no hay problema con el uso de psicofármacos; que hay que intervenir con la familia también; o que a veces se necesita la participación de otros profesionales y no sólo de un psicólogo o de un psiquiatra. Por ejemplo, la nutricionista, el kinesiólogo o un terapeuta ocupacional. Es decir, poner de relieve esta mirada más interdisciplinaria también en este tema”, enfatizó la docente e investigadora de MIDAP.
Testimonios
Si bien la mayoría de los 38 participantes eran psicólogos, también asistieron psiquiatras, médicos generales, terapeutas ocupacionales, una trabajadora social y una enfermera.
Paula Novoa, psicóloga, Programa Vínculos SENAMA, Talca
“Por lo menos en el Maule, es muy poco lo que se hace en el área geriátrica o gerontológica. A lo más, la única aproximación son diplomados que puedes hacer a distancia, pero venir es diferente. O sea, el tema de que sea presencial es totalmente distinto, hay un feedback diferente”.
“Una como psicóloga sabe el tema de la depresión, cómo abordarla, pero el manejo mayor de lo que era el tratamiento, las intervenciones, la patologización que se hace de la misma enfermedad, se ve desde otro trasfondo, totalmente diferente a como uno lo ve en la clínica diaria. Entonces esto es como una ayuda mucho más integral e inclusiva”.
Con el fin de promover la transferencia de conocimiento y la capacitación profesional, MIDAP ofreció descuento en la matrícula a los asistentes de fuera de la Región Metropolitana y de instituciones públicas.
Nicolás Navea, psicólogo, Programa PRAIS, Hospital de Quilpué
“Es ideal, porque de por sí ya es un esfuerzo. Por ejemplo, hoy pedí un día administrativo para venir, entonces el hecho de tener una rebaja es una especie de motivación para asistir”.
“Me gustó muchísimo, lo encuentro sumamente interesante y acorde al trabajo que yo hago en hospital. Es necesario considerar al adulto mayor como un ser íntegro, activo e independiente. Una de las cosas más importantes en las que se ha estado trabajando en estos años es el hecho de dejar de verlos como infantes, como seres dependientes, y verlos más como seres independientes, activos, y que la adultez mayor no significa pasividad, sino que significa adaptación de la actividad que ya han tenido durante todos sus años”.
Ariane Dekock, enfermera y docente Universidad de los Andes
“Todavía estamos mirando al adulto mayor como este adulto que tenemos que nosotros cuidarlo y no darles a ellos la autonomía de cuidarse y de ellos hacerse cargo su desarrollo, de su cuidado. Todavía estamos en esta cosa más asistencial de querer hacerles todo a ellos”.
“A mí me interesa mucho que los alumnos aprendan, porque hay mucho de prevención de cómo les enseñamos a nuestras personas que tratamos, que cuidamos, a prevenir esto del adulto mayor, a prepararse para ser un adulto mayor, con actividad, con desarrollo, socialmente, estar activo, que va a beneficiar en su salud finalmente y no quedarse como quieto y esperar que todo caiga. Yo creo que tenemos que ser mucho más proactivos en nuestro cuidado y eso es algo que las alumnas desde muy chicas deben aprender para también ayudarlos a ellos como adultos mayores, a largo plazo”.