Directora de MIDAP participó en un ‘Café del Futuro’ dedicado a La Felicidad.
Fue un análisis desde distintos puntos de vista sobre un tema complejo, más difícil de definir que el amor porque –como dijo la psicóloga Mariane Krause- “por lo menos tenemos la posibilidad de estar enamorados, pero desde la felicidad no podemos estar como ‘enfelicidados’”.
Así partió la reciente sesión de los Cafés del Futuro que organiza el Congreso Futuro, dedicada esta vez a analizar el tema de la Felicidad. Los participantes fueron la socióloga Viviana Salinas, directora del recientemente creado Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de Vida y la Vulnerabilidad; el economista Dante Contreras, director del Centro de Estudio de Conflictos y Cohesión Social (COES); y la psicóloga Mariane Krause, Directora del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad.
La conversación –que se efectuó ante un centenar de personas en un bar del sector Providencia de Santiago- abordó diversos aspectos, partiendo por la definición de la Felicidad desde las tres disciplinas ahí representadas, hasta las posibles medidas de política pública que, a juicio de los especialistas, deberían tomarse en el país para mejorar el bienestar de las personas.
El video de este Café del Futuro puede verse en su totalidad AQUÍ.
Dra. Mariane Krause: algunos fragmentos
“Desde la psicología la felicidad es una experiencia subjetiva, y lo que tenemos en la vida son momentos de felicidad. No existe esto de ‘ser feliz’ como un estado permanente, a pesar de que nos proponemos esto como meta desde los niños chicos, cuando uno los entrevista muchas veces nos dicen ‘yo en la vida lo que quiero es ser feliz’, como si fuese un estado. No lo es. Son momentos como burbujas en que nos sumergimos…”
Feliz, pero ¿comparado con quién?
“Por una parte, si a mí me preguntan cuán feliz soy en una escala de 1 a 10, yo recurro, por una parte a mi experiencias pasadas y esto se compone de momentos de felicidad. Entonces yo miro hacia atrás y trato de sacar rápidamente un promedio en el fondo de mis momentos de felicidad y según eso puedo responder a la pregunta de cuán feliz soy. Y por supuesto que eso está influido no sólo con el cúmulo de experiencias, sino también por las experiencias más recientes: si yo he tenido una experiencia reciente que me ha hecho muy feliz, por supuesto eso va a pesar. Y todo lo contrario: si tuve una pérdida también va a pesar. Pero hacemos otra cosa cuando contestamos, y es medio perverso, no perverso en el sentido que ustedes pueden pensar, sino distorsionador: cuando yo contesto ‘cuán feliz soy’ yo me comparo socialmente, y eso es algo que sabemos muy bien desde la psicología social. Estamos permanentemente comparándonos y estamos incorporando también el ‘deber ser’ de la felicidad. Entonces en ese momento yo incorporo un montón de otras variables, que pueden ser mis ingresos, la calidad de vida en general, los hijos o no los hijos. Hay un montón de factores que influyen. Tenemos dos definiciones de felicidad: una que es de la experiencia más subjetiva, y la otra que es muy social”.
El ‘yo’ en las redes sociales
“El proceso que desde la sociología se ha descrito mucho, que es este proceso de individualización que veníamos transitando durante las últimas décadas, en una parte se ha revertido con las redes sociales, pero por otro lado se ha exacerbado, porque uno de los ingredientes de ese proceso es que la persona se autoconstruye de alguna manera en la vida. Y eso suena bonito, pero tiene una parte que no es tan bonita porque uno queda como una especie de anomia, una situación de libertad, que también es muy amenazante, con menos roles prescritos. Y eso, con nuestras tecnologías de comunicación actuales se ha exacerbado: estamos construyendo diferentes “yo”. No somos los mismos en un circuito o en una comunidad virtual que en otra. Pero no es que sea mentira. Yo creo que esto nos va a cambiar profundamente nuestro modo de ser psicológico a la humanidad, porque no es un fenómeno chileno. Claramente nuestros hijos y nietos van a tener otra forma de relacionarse unos con otros, a raíz de esta revolución tecnológica”.
¿Dónde invertir para que la sociedad sea más feliz?
“Globalmente planteada yo pondría dos énfasis, que no tienen que ver con mi disciplina: pondría énfasis en tratar de disminuir la brecha en términos de ingresos y en términos de educación. Yo pienso que es ahí donde tenemos que invertir…En tercer lugar, los vínculos, sobre todo los vínculos tempranos [que] son cruciales para una salud mental y felicidad posterior en la vida…Yo apoyaría fuertemente a las familias, a las familias pobres y mujeres pobres. Las apoyaría tanto en términos de que tengan tiempo como de que tengan ciertas competencias para establecer buenos vínculos con sus hijos. Y también en dinero por supuesto”.