Genética y Psicoterapia en artículo chileno publicado en Frontiers

Revisión pionera en su campo abordó la relación que hay entre genética y ambiente, enfocando su análisis en la potencialidad de llegar a encontrar marcadores que indiquen qué pacientes pueden beneficiarse más con la psicoterapia que con otras alternativas de tratamiento. El artículo, publicado en la prestigiosa plataforma abierta de comunicación científica Frontiers, fue elaborado como parte de la investigación ‘Interacción gen-cultura en la sintomatología depresiva y bienestar subjetivo en Chile’ (Fondecyt 1150166), que está estudiando a más de 700 jóvenes universitarios de Santiago y Temuco. El proyecto –encabezado por el psiquiatra de la U. de Chile e investigador senior de MIDAP, Dr. Juan Pablo Jiménez- va en su cuarto año de desarrollo y está a cargo de un equipo de 15 profesionales de diversas disciplinas: psiquiatras, psicólogos, una genetista, un antropólogo (“porque en este proyecto estamos estudiando variables que tienen que ver con ciertas tendencias o dimensiones culturales relacionadas con el colectivismo o el individualismo en la sociedad”) y un ingeniero matemático para los complejos análisis de big data que arrojan los análisis genéticos de los sujetos de investigación. “Estamos muy contentos porque fue un trabajo que ninguno de nosotros en particular podría haberlo escrito. Fue un trabajo de un año donde nos reunimos regularmente a revisar bibliografía y a discutir, y salió este artículo que yo creo que es bastante pionero, porque no encontramos ninguno que se refiriera a este tipo de ‘puente’ entre dos disciplinas tan lejanas como la psicoterapia y la genética”, explicó el Dr. Jiménez. “Nosotros pensamos que la psicoterapia -lo que significa como relación vincular, una relación interpersonal diseñada para producir cambio- es el campo precisamente en el cual podemos mostrar esta hipótesis. Entonces cuando termine este proyecto Fondecyt va a sentar las bases –y ya hay algunas tesis doctorales en esa línea- para diseñar nuevas investigaciones seguramente para mostrar esta hipótesis: que la psicoterapia produce cambios epigenéticos.” “Lo que se ha visto, y ésa es la hipótesis de este trabajo reciente, es que así como el ambiente adverso clausura la expresión de ciertos genes -lo cual a su vez después tiene implicancias en la interacción de ese individuo con el medioambiente porque le agrega una vulnerabilidad que probablemente no habría tenido si no hubiera sufrido ese trauma temprano, por ejemplo- así también experiencias positivas posteriores pueden modificar esa clausura genética y generar, por así decirlo, un nuevo comienzo”, dijo el investigador senior de MIDAP. “Y pensamos que la psicoterapia, como intervención psicosocial por excelencia que está diseñada así, puede producir esa apertura o remodificación genética que había sido, a su vez, modificada anteriormente por el trauma temprano. Esa es básicamente la idea por la cual a Eric Kandel le dieron el Premio Nobel de Medicina en 2000”. “Nosotros descubrimos que hay sólo cinco estudios en el mundo que apuntan a esta línea. No hay más”, aclaró el Dr. Jiménez. “La idea nuestra es que, a partir de los datos que tenemos podamos sacar –por así decirlo- un perfil de riesgo genético para la depresión; y por otro lado, un perfil de probabilidad de que la intervención psicosocial sea efectiva o no [en determinadas personas]. Porque hemos descubierto una cosa muy interesante: hay una cantidad de genes que actualmente se llaman ‘prosociales’ o genes sensibles, que capacitan a las personas para ser más o menos influidas por el medioambiente. Hay personas que son ‘más resilientes’, pero a la vez más insensibles a los cambios, menos adaptables. Por un lado, eso los puede proteger de cierta adversidad, pero a la vez los hace menos creativos. Para bien o para mal, hay personas que son más vulnerables, por ejemplo, a la depresión, pero si tienen un ambiente positivo no sólo son más resistentes a la depresión, sino que pueden ser mucho más creativos y más aportadores, más innovadores”. “El resumen es que la psicoterapia produce cambio; la investigación en psicoterapia está llegando a lo que se llama ‘la paradoja de la equivalencia’, o sea que prima como factor de cambio lo que se llaman ‘factores comunes’, es decir la psicoterapia es básicamente un cambio a través de la relación [paciente-terapeuta], más allá de las técnicas que se usen, ya sean psicodinámicas, cognitivo-conductuales o cualquier otra. Hay un tema de la calidad de la investigación y hay una interacción personal. Es decir, lo más importante como factor de cambio son ciertas habilidades del terapeuta para establecer una relación interpersonal constructiva con el consultante, y una disposición del consultante para aprender de esa relación nuevos modos de aprendizaje social”. “Nosotros esperamos que en la segunda etapa de MIDAP –los siguientes cinco años de funcionamiento- se puedan implementar más acotadamente ya, porque vamos a tener hipótesis. Vamos a sacar perfiles genéticos de riesgo a la depresión, pero también de probabilidad de éxito de psicoterapia. O sea, hay ciertos perfiles genéticos que probablemente hacen que uno sea más sensible a la intervención psicoterapéutica que otro, y otra persona cuya indicación sea más bien medicamentos. Esa es la idea”.

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Extensa entrevista a Directora de MIDAP en Diario La Tercera

En el suplemento “Tendencias” de este periódico de circulación nacional, la directora de MIDAP, Mariane Krause dice que la plata no ha hecho la felicidad de los chilenos, y que si queremos reducir las altas tasas de depresión hay que fortalecer las relaciones sociales. Según el Minsal, dos de cada diez chilenos presentan síntomas depresivos (17, 2 por ciento), una de las tasas más altas a nivel mundial de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. A esto se suma que hace poco un informe de la Superintendencia de Salud dijo que la depresión, la ansiedad y el estrés son la primera causa de tramitación de licencias médicas, superando a las enfermedades respiratorias que históricamente ocupaban ese sitial. La sicóloga Mariane Krause lleva diez años estudiando las características de esta enfermedad en los chilenos. Dice que entender la depresión requiere de un enfoque multidisciplinario para saber cómo se relaciona con la genética, la cultura o la sicología, y eso fue en parte lo que le interesó de este problema tan relevante para la salud pública hoy en Chile. Profesora titular de la UC, desde hace dos años dirige el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap), un centro científico donde un grupo de sicólogos, siquiatras y profesionales de la salud hacen distintos análisis y desarrollan iniciativas para prevenirla en jardines infantiles, colegios y con mamás, inculcándoles, entre otras cosas, la importancia del apego con los hijos desde edades tempranas como factor protector. Uno de los descubrimientos sobre la depresión chilena es que esta enfermedad se distribuye desigualmente en los distintos sectores de la población. Por ejemplo, por género: por cada tres mujeres que la padecen, hay sólo un hombre con depresión (aunque la tasa de mortalidad por suicidio es cuatro veces mayor para ellos). Esa distribución en prevalencia también se da en otros países y en Chile se explica por condiciones biológicas y de contexto. “Esto se produce en la edad en que ellas están sometidas a una sobrecarga por el doble rol de la crianza y la vida laboral, entre 25 y 45 años”, dice Krause. También ocurre si se analizan los distintos niveles socioeconómicos donde se encuentra que en el quintil de menores ingresos hay un 25 por ciento de personas con síntomas depresivos, mientras que en los con más altos recursos la cifra cae al ocho por ciento. Esa, en cambio, es una realidad particular de este país, asegura la sicóloga, porque en naciones con un PBI per cápita más bajo que Chile -como Brasil- la gente tiene menos depresión y en el norte de Europa ocurre justo lo contrario y hay más personas que sufren este problema en los sectores acomodados. “La explicación es que el tipo de desarrollo de la sociedad chilena va afectando la sintomatología depresiva”, explica. ¿Qué significa eso? Chile se ha desarrollado cambiando desde una sociedad más colectivista, en términos de las relaciones entre las personas y el sentido de comunidad, hacia una más individualista, lo que nos lleva a romper lazos sociales que son los que protegen contra la depresión. Entonces tenemos un chileno más pudiente, si tú quieres, pero infinitamente más solo y con valores donde priman los logros personales por sobre los colectivos. ¿O sea que la plata no hace la felicidad? La plata no hace la felicidad y menos si crees que la felicidad depende sólo de ti mismo. Hicimos estudios que muestran que el chileno hoy, si lo comparas con el de hace 10 o 20 años atrás, cree que la felicidad, el éxito o el fracaso en la vida son responsabilidad exclusiva de él, y hay una relación super establecida a nivel científico entre los vínculos y el apoyo social de una persona, y la fragilidad de esa persona ante cualquier hecho duro o traumático. Es decir, si tienes un buen colchón de gente que te apoya y te sientes parte de un todo, aunque te pasen cosas terribles, probablemente no te vas a deprimir. ¿Qué ha pasado con ese colchón? Los estudios muestran que estas redes de apoyo las hemos ido destruyendo, se han ido mermando y nos hemos ido aislando. A pesar de que el Estado lleva ocho o diez años invirtiendo en tratamientos contra la depresión, esta enfermedad no ha disminuido nada. Es muy relevante que el trabajo preventivo apunte a fortalecer los vínculos sociales. ¿Ha sido plata perdida? No. La política de salud ha frenado el crecimiento de la depresión en el país, lo que pasa es que hay más casos nuevos, porque las terapias son efectivas en un porcentaje cercano al 50 por ciento. La hipótesis es que si no hubiéramos tenido esta política de salud estaríamos en el veintitantos por ciento en vez del 17,2. No es que esté mal lo que estamos haciendo. ¿Cómo afecta en lo cotidiano esa relación entre depresión y desigualdad? A través de algo que técnicamente llamamos “estresores”, que son las demandas de la vida cotidiana y que están exacerbadas, como los problemas económicos, el transporte o la angustia que genera en el día a día el hecho de no tener un colchón y no saber exactamente cómo vas a resolver tus problemas al día siguiente. Imagínate a unos padres de familia que están criando hijos en una permanente precariedad. Súmale a eso que en los sectores de menos ingresos en Chile a veces se concentran otros problemas, como violencia o delincuencia. Si le agregas que los colegios a los que asisten estos niños tienen más de 40 alumnos por sala y no tienen atención o dedicación personalizada, ese niño en su colegio no está muy protegido. Si además, por la razón que sea, es objeto de bullying, no solamente tienes padres mucho más vulnerables a la depresión y que a su vez les transmiten eso a sus hijos, sino también un niño que por su ambiente social es más vulnerable a la depresión también. ¿Cómo pueden esas personas romper el círculo de la pobreza? Es importante entender que si

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Investigador Asociado de MIDAP gana FONDEQUIP para el estudio genético de la depresión y trastornos de la personalidad

El uso de este equipo, especializado en secuenciamiento de ADN, aportará en la búsqueda de las bases genéticas de las patologías que estudia MIDAP, contribuyendo a un mejor entendimiento de éstas. El Dr. Luis Salazar, académico de la Universidad de La Frontera e Investigador Asociado de MIDAP, fue uno de los ganadores del IV Concurso de Equipamiento Científico y Tecnológico Mediano (FONDEQUIP), obteniendo financiamiento para la adquisición de equipos de Secuenciación Masiva Multipropósito (MiSeq, Illumina), el primero de la Región de la Araucanía. “Ninguna institución académica regional dispone de esta tecnología, por lo que podrá ser utilizada por otras instituciones de educación superior de la IX región, priorizando su uso para propuestas conjuntas con entidades con las cuales mantenemos colaboraciones científicas a fin de fortalecerlas”, comentó el Dr. Salazar. Dentro de las líneas de investigación de MIDAP que se verán favorecidas con la puesta en marcha de este proyecto están: el estudio de las bases genéticas de enfermedades prioritarias, entre ellas depresión y trastornos de personalidad, además del rol de mecanismos epigenéticos en el desarrollo de enfermedades. Actualmente, el Dr. Salazar es parte del equipo de investigación de MIDAP que se encuentra estudiando los aspectos neurofisiológicos y genéticos de la depresión, en conjunto con el Dr. Juan Pablo Jiménez y el Dr. Jaime Silva, también Investigadores Asociados de nuestro Instituto Milenio. Fuente: Vicerrectoría de Investigación y Postgrado UFRO.

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Estudiarán interacción entre genética y cultura para entender la depresión en Chile

¿Es la sociedad moderna la que tiene a nuestra población -junto con la de la Corea del Sur- con el mayor crecimiento en la tasa de suicidio del planeta durante la última década? ¿O estamos genéticamente mal predispuestos ante el cambio, lo que nos haría más sensibles ante las nuevas exigencias del mundo actual? Estas son las respuestas que espera encontrar el doctor Juan Pablo Jiménez, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina.

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