Cristóbal Hernández de adjudica Proyecto Fondecyt sobre Uso de internet para evadir las emociones

Felicitamos a Cristóbal Hernández, Investigador Joven de MIDAP, que ganó un Proyecto Fondecyt de Iniciación para realizar una “Evaluación de mecanismos diferenciales para la influencia de las tecnologías de la información en el desarrollo y mantención de sintomatología ansiosa y depresiva”.

Esta investigación surge desde el interés del académico en profundizar en temas relacionados con el concepto de “adicción a internet”, el que consiste en un diagnóstico que indica un uso problemático de plataformas digitales en jóvenes y adolescentes. En este sentido, Hernández explica “desarrollé la idea de que más que una adicción propiamente tal -equiparable a la adicción a las sustancias- se trataba de una manera de lidiar con nuestras emociones que a veces se salía de control, y que pasaba más que nada en personas que lo estaban pasando mal, por ejemplo, ansiosas o deprimidas”.

De esta forma, el Investigador Joven de nuestro instituto detectó que las personas convirtieron estas prácticas en una estrategia de regulación emocional, al utilizan internet para evadir tareas o emociones desagradables. Además, entre sus hallazgos se encuentra que la dirección de este efecto se relacionada más con la depresión y el uso problemático. En este proyecto Fondecyt de Iniciación, Hernández busca identificar “qué factores específicos hacen que el uso problemático de internet se asocie con ansiedad o con depresión, y por otro lado, qué efectos comunes a ambos cuadros puede empeorar el uso problemático de tecnologías”.

Esta investigación es relevante si tomamos en consideración que en la actualidad los transtornos depresivos y ansiosos han aumentado entre la población joven (14 a 25 años), y esto puede tener una relación con la propagación del uso de tecnologías digitales. “No se trata de pensar que internet cause los problemas, sino que es una herramienta que usada de algunas formas nos puede hacer más mal que bien. En ese sentido, el foco del proyecto es ver bajo qué condiciones y a través de qué mecanismos el uso intensivo y descontrolado de internet (incluidos videojuegos, redes sociales, etc.) podría aportar a la mantención de trastornos depresivos y ansiosos. Lo novedoso es que vamos a utilizar múltiples métodos, incluyendo la toma de medidas biológicas de estrés, cuestionarios y experimentos”, explica.

También es importante para el académico incrementar la información empírica sobre el uso de la tecnologías en la vida cotidiana de las personas, y de esta forma iluminar el camino sobre los efectos negativas de dicha interacción persona-dispositivo,  “creo que contar con esto nos puede dar más control al ayudar a orientar intervenciones y adaptar protocolos ya conocidos de intervención, solamente que incluyendo estos nuevos elementos tecnológicos. De esa forma, podemos ir a la par con el desarrollo tecnológico y la aceleración de la migración hacia una vida más digitalizada que la pandemia también ha generado”, puntualiza.